Me cegué.
Fue una especie de ceguera fulminante.
Me quemó la mirada, su mirada.
Fue una mirada mortal con el punto fijo,
hacia mí.
Nunca me había sentido así,
nunca me hicieron sentir así.
Inevitablemente no quisé más que eso,
me alcanzo un momento,
me aníquilo un instante.
Supe que la vida no sería igual.
Supimos que todo sería diferente,
nos detuvimos, me detuve,
me arrodille, me quedé inmovil.
Me pause, no fue un sueño.
Reviví y me saludo.
Yo que nunca tuve compañía,
en ese preciso instante
no estuve más solo.}
Por Alejo Tomás Ambrini
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