Gravito entre ser nube y un montón de soberbia. Fui siempre la más bella y la más inteligente de la clase, algo que causaba recelo, o admiración. Eso decían, no había nada que no se me envidiará. Una sonrisa perfecta, un cuerpo que despertaba el apetito del más inapetente, jugosos melocotones asomaban en mi pecho, perfumando una sugerente primavera eterna a mi paso, dulce caminar.
Siempre fui ansiosa, con ganas de guardar secretos propios hasta mi fin, la avaricia de mis ser, solo yo en mí. Ensimismada, niña mimada, despertar frente al espejo de los otros. Más fue por pereza que no bajé de la nube, hasta que me consumí. Hilos enredados, derretidos al contorno de un cuerpo humano, mortal.
Por Linda Acosta
Villahermosa, Tabasco. Nómada, cosmopolita. Maestra en Relaciones Internacionales por la URJC (Madrid), Socióloga por la UAM-Xochimilco. Estudió el posgrado internacional de Escrituras Creativas por FLACSO-Argentina, ha participado en diversos talleres literarios y publicado en medios digitales y papel. Mujer feminista y sorora, creadora de Tarot CreActiva. Es Anarquista por alegría. La vida es una colección de experiencias, dice.
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