Aterrizo, bajo de mi nave
cabello erizo, cada mañana.
Me viajo, así, entre un sueño a otro,
ascensor arriba y abajo,
entre el mundo dormida y el planeta despertar.
De por medio, te acaricio,
es tu tacto mi reinicio.
Mis rizos se mezclan con tu sonrisa
me deslizo, por el cráter de tus labios
voy sin prisa a otro mundo,
pasajera, como el ritmo de la vida
que por ti es bien sabida
que en está cama yo me vuelo,
soy psiconáuta del desvelo
como una ciudadana universal,
nómadas de uno y otro astral,
me viajo por tu cuello con ritual
que son dos besos.
Un árbol de magnolias en mi sueño,
sabes bien no ser mi dueño, compañero,
nuestra historia que se teje
en la madeja hereje del inmenso sideral.
Voy para arriba,
tus lunares que me llaman,
enciendo llamas, como un cohete,
y entre antes de un café
parpadeo, narcosis, el aroma
de las flores, que me hablan en su idioma,
feromonas, que me llevan por pasillos conocidos,
somnolencia, volátil:
el paisaje se transforma
es tu cuerpo, tu fragancia,
no me encaja la distancia,
un café y descender
en las pecas de tu espalda,
o quizá, es mi dedo acariciando
el conejo de la luna.
Por Linda Acosta Rodríguez
Entre la Selva y el mar nace Linda Acosta, de Villahermosa, Tabasco (1975). Nómada, cosmopolita. Maestra en Relaciones Internacionales Iberoamericanas por la URJC (Madrid), Socióloga por la UAM-Xochimilco. Realizo estudios de doctorado en ciencias sociales con la Universidad de Salamanca y la Universidad Nacional Autónoma de Hondura, publicando el libro: ‘Agua y tolupanes de la Montaña de la Flor: reflexiones sobre desarrollo, bien común e interculturalidad’ Cursando el posgrado de Escrituras Creativas con FLACSO-Argentina. Vivió 18 años en Madrid, actualmente reside en Inglaterra. Ha participado en diversos talleres literarios y publicado en revistas digitales. Feminista, taróloga, cocinera, sorora, anarquista. Amante del arte, la música, las letras y la naturaleza. Comparte reflexiones por libre elección y con responsabilidad.
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