Tú le llamas frialdad, yo le digo protección.
Debes entender que no se trata de “falta de amor”, al contrario, se trata de amor propio.
Me canse y debes comprenderlo, la gente se cansa. Siempre mirando a un costado, siempre esperando que las cosas cambien o que, mínimamente, vuelvas a ser quien alguna vez fuiste conmigo.
Todo es reproche contigo, todo el tiempo una excusa. Cuando no es por cansancio, es por irreverencia. Ya no puedo vivir así, la vida es más que esto.
Pase mucho tiempo encerrada entre las ideas que tu construiste para poder amarnos, eso no es amor.
¿Qué pasó con la libertad? ¿Dónde la dejamos? Necesito poder hacer las cosas que me apasionan sin sentir culpas por que a ti no te interesan; necesito poder disfrutar de mi soledad sin que a ti te disguste.
Te has vuelto la piedra en el zapato, para todo tienes una negativa. Nada te agrada demasiado, al menos que se trate de ti.
Fuimos felices, si, lo fuimos, pero hoy esa felicidad no la podemos percibir juntos. Queremos cosas diferentes y yo necesito que nuevamente mis ideas tomen la fuerza que alguna vez tuvieron.
Me amaste por ser libre, bohemia, algo sarcástica y divertida. Ahora quieres apagar todo mi ser con tus caprichos.
Lo siento, no te lo permitiré, ya no más. Necesito volver a mí, dejar de preocuparme por ti y creer nuevamente en mis convicciones.
No es frialdad, es amor propio y hoy será mi bandera.
Por Florencia Rodríguez
riunda de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina. Es una escritora amateur, con amor por la escritura y el mundo de los libros.
Pertenece a un modesto taller de escritura creativa “Luna de Papel”, quien presento este año su primera antología.
Ejerce de manera remota la docencia (profesora en psicología). A sus 33 años ha tomado la decisión de incursionar en la rama del arte literario y perfeccionar sus saberes.
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