Con una mezcla de ansiedad y emoción, presiono el botón “rec”…
Tengo el cassette preparado… Al acecho…
Llevo días esperando que pasen esa canción…
Cruzo hasta los dedos de los pies para que el locutor no pise el tema…
Mi corazón se escapa por la ventana de mi cuarto.
Fui sentenciada a ordenarlo hoy, sí o sí…
La silla ha desaparecido debajo de una ensalada de ropa limpia y sucia.
Mi cama es un nido de caranchos.
Debajo de ella: una zapatilla, el Rubik, un chicle Bazooka pegado en el borde del elástico y mi tortuga, a la cual no veía hace dos meses…
Las paredes que alguna vez fueron amarillas, destilan música. Están cubiertas de posters de Wham , Cindy Louper y Madonna que colecciono de las revistas(con la paciencia de una hormiga)
Las perchas aburridas, se preguntan cuándo será el día que cuelgue mi ropa…
Por ahora, no…
Cierro los ojos y comienzo a soñar con el chico que me gusta… Ese del que sólo sé su nombre…
Mi mamá me sorprende sonriendo junto al radiograbador, abrazándome a mí misma y moviendo mi cuerpo al compás de la melodía…
No me interrumpe.
Percibe que estoy danzando con mi amor platónico…
Durante cinco minutos, soy la chica más feliz del barrio, de la provincia, del país, del mundo…
Pero esa voz engolada, me devuelve a la realidad:
-Bonnie Tyler,Total eclipse of the heart…- dice, con absoluta maldad,el locutor.
Puedo imaginar su sonrisa socarrona, después de cometer semejante diablura…
Sabe perfectamente que acaba de arruinar mi grabación y la de un centenar de oyentes más…
No importa…
¿Quién me quita lo bailado?
Así es la vida de los adolescentes de los ochenta: sin Spotify, sin Shazam y con un bolígrafo multifunción: escritura, limpieza de orejas, capuchón anti estrés y sobre todo: rebobinado de cassettes…
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Por Analía Romero Martín
(Argentina, 1970)
Profesora de nivel inicial. Escritora de cuerpo y alma. Inquieta participante de Convocatorias de revistas literarias que rescatan la imaginación, la lectura, la creatividad y sobre todo: la cultura.
Ha publicado en Revista Sonámbulo, Voliarte, Foro libre, Palabra Herida, Cósmica Fanzine, El creacionista, Revista Paladín son algunos de los espacios que difundieron historias y microcuentos de su autoría.
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