La casa cae a pedazos,
la tubería está rota e inunda mi cuarto,
resbalo por el piso,
caigo y raspo mis rodillas,
lloro por la sangre que derramo,
todo se vuelve rojo,
¿me desangro?
Pedazos de pintura,
de concreto,
las paredes con agujeros,
derrumbe,
explosión repentina en los cimientos,
el azulejo está manchado,
ha caído tierra,
una tormenta, ¿cómo ha entrado?
Llueve,
el viento se descontrola,
tira, rompe, destruye,
las lágrimas vienen de los muebles,
gotas falsas, mentirosas,
llenan mi casa de color rojo,
el agua sube,
arrasa con las habitaciones,
me hunde.
Dejo el hogar,
primero se vuelve río,
luego mar.
Cuerpo crujiente,
resistente, resistente,
se mantiene a flote, no cede.
Las olas son más fuertes,
veo trozos de lo que alguna vez fue mi lugar a lo lejos,
se alejan, me alejo.
Por Ivanka Romero
(Ciudad de México)
Crece en Ciudad de México, entre la contaminación, el ruido y el miedo que suele crearse a su alrededor cotidiano, entre la tristeza que frecuentaba en su entorno y de la cual se adueño su cuerpo y su sentir.
Psicóloga de profesión, construida en UAM-X. Poeta de corazón, por destino.
Desde muy pequeña comenzó a desearse escritora, llenó cuadernos sin cesar, creando desde sus experiencias y emociones. Comienza a crear y a ser publicada en algunas plataformas digitales, aún con nervios y aun escondiéndose, pero siempre firme en el sueño de verse reflejada en un poemario.
Feminista, amante de perritos, escritora, poeta, creadora. Soñadora por pasatiempo, dadora de prosas. Escribe para encontrar un refugio de lo que me abruma, le duele y le alegra. Escribe para encontrarse con almas similares de mismas emociones y experiencias, escribe para encontrarse.
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