Civilización extraterrestre
Cuando recién llegaron los primeros seres terrícolas a la base central dentro del Planeta X en el año 6021, se quedaron atónitos cuando el jefe de la civilización extraterrestre que habitaba ahí los llevó a conocer la base central de sus rituales. Dicho lugar era un tipo de monasterio gigantesco color gris y hecho completamente de piedra. Por dentro había un gran pasillo iluminado por una luz dorada, en el centro y estatuas de lo que parecían ser ángeles sin alas rezando. El pasillo se dirigía directamente a una enorme cabeza del Dios de la civilización extraterrestre. Los habitantes de ese planeta, quienes se hacían llamar Nikaya, eran bastante devotos a orar a su Dios: el Gran Kaan, quien es un ser divino completamente iluminado por la Luz Sagrada, el cual tiene el poder de guiar a sus discípulos a la completa iluminación. Dentro de su fe, su religión y su cultura, los Nikaya creen que rezándole fielmente a su Dios cada vez que sale el Sol y leyendo el Gran Libro de la Fe de la Luz Sagrada, algún día alcanzarán la iluminación completa y serán sabedores de todo el conocimiento universal. Todo esto fue explicado por el líder de la civilización extraterrestre a los seres terrícolas, quienes se quedaron asombrados no sólo con observar el recinto en el que se encontraban, sino por la devoción que los extraterrestres tenían hacia su todopoderoso Dios.
La fotografía más increíblemente fantástica de toda la historia
¡No lo puedo creer! — expresó atónito Jorge Gómez, periodista y fotógrafo de la Ciudad de México, quien justo en ese preciso momento se encontraba de vacaciones en Escocia. El hombre, con los ojos como dos platos, era la única persona que se encontraba en ese momento a orillas del Lago Ness observando fijamente una imagen única y espectacular. Resulta ser que el Monstruo del Lago Ness, decidió aparecer nadando pacíficamente ese día, pero no estaba solo. Su fiel amigo Pie Grande lo acompañaba. Viajando por el lago sobre el lomo de Nessie (ya que él no sabía nadar) y, al parecer, disfrutando mucho del paseo. Por si esto no fuese suficiente, al voltear hacia arriba el señor Gómez pudo ver perfectamente como una nave espacial, u OVNI, aparecía justo por encima del lago, la cual se podía apreciar bastante bien porque el cielo estaba despejado, ni una sola nube a la vista.
Inmediatamente el fotógrafo sacó su cámara y tomó una fotografía de la armoniosa escena y la tituló: “La fotografía más increíblemente fantástica de toda la historia.” Ahora el problema sería si sus compañeros de trabajo le creerían lo que vio o dirían que todo es una farsa hecha con Photoshop.
Exploradores buscando la “Ciudad Perdida de la Atlántida”
Los exploradores marinos se sentían agotados. Los trajes de buzo parecían cada vez más pesados a medida que se adentraban más y más en las profundidades del océano. Afortunadamente llevaban suficiente oxígeno en sus tanques como para resistir tal profundidad. Además de su equipo de buceo, llevaban linternas, una bitácora de investigación y un mapa que tenía siglos de existencia, donde marcaba las direcciones hacia el imperio perdido. Llevaban meses buscando “La Ciudad Perdida de la Atlántida” y a pesar de haberse preparado toda su vida para esto, no estaban seguros de lo que se iban a encontrar.
La tripulación estaba conformada por el comandante Tiberius Rourke, quien estaba al mando pues era jefe militar irlandés en las Fuerzas de Defensa Irlandesas y capitán de naves marinas, experto dirigiendo expediciones subacuáticas; Helga Sinclair, segunda al mando, quien poseía una Maestría en Arqueología por la University of Tubingen de Alemania y era teniente en la Bundeswehr (Las Fuerzas Armadas Unificadas de Alemania). Sinclair poseía un fuerte carácter y un enorme ego; Sin embargo, sabía seguir órdenes de sus superiores a la perfección. Finalmente, Thaddeus M. Thatch, quien era un cartógrafo y lingüista del Instituto Smithsonian en Washington D.C. Thatch era de carácter introvertido y tenía pocos amigos. Aun así, en esta expedición a él le correspondía ir siempre guiando a sus compañeros paso a paso, pues solo él entendía el idioma atlante en el que estaba escrito el mapa que debían seguir.
Cuando de repente, en medio de la oscuridad y el silencio del vasto océano, se encontraron atónitos frente a un monolito gigantesco que parecía no tener fin. Por lo que, para acercarse a él y poder tocarlo, tenían que bajar unos enormes e impactantes escalones tallados con jeroglíficos del idioma atlante en piedra. Debido a su gran conocimiento en el idioma, Thaddeus pudo descifrar algunas frases talladas en los peldaños. En uno de ellos decía: “Tú no podrás elegir el camino que has de recorrer.”, otro decía “El destino de cada persona es como un océano en medio de una gran tormenta: indescifrable.” y otra decía “Solamente existe una luz que nunca se apaga: la esperanza.”
Poco a poco fueron bajando los escalones con mucho cuidado y de pronto se encontraban los tres exploradores de frente al monolito, apuntándolo y revisándolo meticulosamente con sus linternas.
—Parece un monumento gigantesco — dijo Sinclair— y, según mis investigaciones arqueológicas, este podría llevar aquí cientos de miles de años.
—¡Increíble! ¿Pero habrá alguna forma de cruzarlo? — preguntó Thatch mientras apuntaba con su linterna— creo que continuaré leyendo los jeroglíficos de los escalones para saber si la hay.
—No se distraigan. Debemos continuar con la expedición y según mis cálculos, no será tan sencillo salir de aquí como lo planeamos…— expresó el comandante Rourke.
La Mansión Embrujada
Érase una vez, en una enorme y antigua mansión, en la cual vivía una joven mujer y su abuela, que una noche se suscitó un evento aterrador. Dicha mansión estaba repleta de escaleras y puertas que no conducían a ningún lado y pasillos que se retorcían sobre sí mismos. La excéntrica mansión era una herencia que había permanecido en la familia Winchester durante generaciones, desde que la construyeron los tatarabuelos de la joven dama, en el siglo XIX en California.
El nombre de la chica era Alison. Ella y su abuela Marjorie se mudaron a la mansión (la cual ya tenía varios años deshabitada) después de que los padres de Alison fallecieron en un trágico accidente automovilístico. El problema es que como el lugar era tan antiguo, la luz se iba con frecuencia, las escaleras crujían y las puertas rechinaban al abrirse.
Una noche a las 12:00 en punto, cuando Alison bajaba las escaleras con su vestido blanco y una vela en mano para poder alumbrar mejor el lugar, chocó accidentalmente con el espejo que se encontraba a la mitad del pasillo, el cual se llenó de grietas y, de repente, el reflejo de la chica se convirtió en un espectro terrorífico y demoníaco dentro del espejo y se le quedó mirando fijamente a los ojos como tratando de robar su alma…
Nuestra nave se estrelló en medio del desierto… ¿qué haremos ahora?
—Pásame el destornillador.
—Violeta, no creo que sepas lo que estás haciendo…
—¡Pásame el destornillador, Joe! —le gritó molesta— La nave se quedó sin baterías y por eso nos estrellamos aquí, en medio del desierto.
Joe estaba revisando las baterías minuciosamente con sus lentes de exploración.
—Efectivamente, Vi. Las baterías ya no funcionan. —dijo Joe mientras le pasaba el destornillador a Violeta.
—¿Qué haremos ahora, Joe? —preguntó Violeta.
—Tendremos que llamar a la base central de operaciones aéreas para que nos manden otra nave y poder salir de aquí. —afirmó Joe— Nuestro problema principal ahora mismo son los suministros de agua y alimentos.
—Ellos podrían rastrear agua. —dijo Violeta señalando a los dos perros que los acompañaban— Ya sabes que están entrenados y modificados genéticamente para eso, por eso la punta de su cola es azul.
—Tienes razón, pero eso podría tomarles días —recalcó Joe— y con este calor no creo que tengamos tanto tiempo…
Una Experiencia Inolvidable
Ser astronauta te lleva a lo más alto, a lo desconocido, a lo indescriptible. Aquel viaje en el Apolo 11 lo recuerdo como si hubiera sido ayer porque mi corazón latía a 1000 por minuto. El cohete alunizó un 20 de julio de 1969. Siempre recordaré el silencio sumamente ensordecedor al observar la Tierra desde el exterior. Una experiencia inolvidable.
Por Amy Zazueta
Mi nombre es Amy Mariel Zazueta Corral. Nací en Mexicali, Baja California (México) el 13 de marzo de 1994. Actualmente tengo 27 años. Me gradué de la Licenciatura en Traducción en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Soy traductora de profesión y escritora por convicción. También me apasiona viajar, aprender nuevos idiomas y conocer diferentes culturas, ya que eso me enriquece tanto profesionalmente como personalmente. Desde pequeña siempre me encontraba atrapada entre toda clase de libros: clásicos, contemporáneos, ciencia ficción, fantasía, romance, aventura, poemas, autobiografías, etc. Así que decidí dedicarme a lo que más me gusta: escribir. Es una profesión que realmente me apasiona realizar, tanto en mi idioma materno (español) como en otros idiomas (inglés y francés). Mi sueño en la vida es algún día llegar a ser una gran escritora; reconocida y elogiada en todo el mundo por mi trabajo.
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