Veo desde la ventana al hombre con gorra azul bajarse de su bicicleta y llenar mi buzón de correspondencia atrasada, no es la tercera, ni la cuarta sino la quinta vez en que los chicos del correo me hacen esto. Salgo de casa y saludo al vecino gordo que corta el césped con dificultad, caminó bajo un sol de domingo por la mañana en verano, tomó lo que hay dentro del buzón y regresó a casa, colocó despreocupado el lote de papeles sobre la mesa. Encuentro facturas, invitaciones de asilos, adeudos, tarjetas de navidad de hace seis meses, ofertas, algunas revistas semanales de Nat Geo, todo lo que he encontrado es correspondencia de fechas muy atrasadas, nada reciente. Me levanto voy al refrigerador y tomo una rebanada de pastel, me dispongo a ver televisión todo el día, las horas pasan lento pero los años rápido para este pobre reparador de elevadores retirado, a gente como nosotros solo nos espera el óbito o el entierro, y no, no estoy llorando lo que pasa es que la nostalgia se apropia del cuerpo y los sentimientos se vuelven contra uno, pero a ustedes que les importa. Me levanto del sofá por otro pastel, cerca, está el montón de papeles apilados sobre la mesa, algo llama mi atención, en medio de aquel desastre hay un sobre diferente, está muy maltratado, lo tomó, tiene la fecha de mañana.
Pospongo por un momento mis actividades cotidianas llenas de aburrimiento, limpio con el brazo la mesa y tiro todo lo demás al piso, la carta tiene fecha de mañana, el sobre contenedor está en pésimo estado, como manchado de café y arrugado por el tiempo. Me levanto de la mesa camino al sofá, pero me detengo, doy vuelta y miro el sobre ahí, siento que de alguna manera me llama, cierro los ojos y en la oscuridad del parpadeo veo colores y figuras que caen en espiral dentro de un remolino irreal, abro los ojos, tambaleo, me detengo, aún estoy de pie, no escucho, mis oídos vibran, es como si la carta estuviera entrando en mi cabeza, mi mirada empieza a dilatarse, por mi nariz escurre una gotita de sangre, me apoyo en el sofá para evitar caer, siento como si hubiera algún tipo de gravedad dentro de mí que hará implosión y me reducirá a nada, la casa resplandece y no puedo ver, no puedo sentir mis labios, pero tiemblo, tiemblo como tiembla todo el lugar, todo queda en silencio, estático. Sobre la mesa no está la carta, pero hay algo en vez de ésta, una hoja escrita a mano y una taza de café convencional a un lado.
“Estimado Señor Ezequiel, pedimos una disculpa por las molestias que hemos ocasionado, para cuando lea esta carta seguramente se preguntará si esto es un mal sueño o el efecto de alguna droga alucinógena, pero no se preocupe solo ha sido un pequeño error, esta carta no corresponde ni a su época, ni a su plano dimensional, si la hubiese leído todo lo que conoce como tal se hubiera transfigurado de una manera espectral, nosotros, el correo del tiempo y las dimensiones le pedimos una disculpa y le dejamos este delicioso café para que pase un bonito día.”
Termino de leer la carta que desaparece entre mis dedos entumecidos, le doy dos sorbos al café, el sabor me obliga a escupirlo, camino hacia al sofá a ver televisión, estúpidos chicos del correo siempre equivocándose.
Por Salvador Montediablo
Salvador Montediablo (Salinas, San Luis Potosí, México 1996).
24 años, ingeniero sistemas computacionales por de la UASLP, becario de Interfaz Guanajuato 2018, participó en festivales como el de “Festival de Poesía Antonio Alatorre, de Autlán y sus regiones” (2021), es el producto de sudor, sangre y lágrimas de algunos talleres y diplomados literarios, colaborador en diversos proyectos literarios, en Físico: Antologías “Literatura en movimiento” (2015), “Compilación de cuentos en el Altiplano Potosino” (2016),” Pequeñas formas de habitar el Silencio” (2019), 1ra Edición en físico de la revista “Poetómanos” (2019), Edición no. 11 de la revista en físico “Periódico Poético” (2020), Aura 7pm: Antología narrativa y poética del Altiplano” (2020), Edición especial 1er Aniversario “Periódico Poético” (2021).
También ha tenido la oportunidad de colaborar con proyectos literarios digitales tales como: Fóbica Fest, Revista Tlacuache, Revista Golfa, Revista Todos Nosotros, Revista Engarce, Revista Periódico Poético, Revista Ibídem, Revista Diablo Negro, Revista Silencio, Revista Raíces, Revista Alcantarilla, compilador y colaborador de la revista digital “Esquirlas del desierto” con Ediciones Ave Azul, entre otras.
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