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Corte de caja


09-07-22

Algún día, ya que estemos más viejos y más solos, espero volverte a ver, tomarte de la mano y pedirte que nos casemos, no por amor, sino simplemente porque nos conocemos y porque todo el daño que nos hicimos ya fue el suficiente.

Te fallé desde el primer momento, no porque quisiera, sino porque al conocerte y conquistarte me envalentoné y te vi como una plaza segura, como un punto en el que no necesitaba dejar una guarnición.

Me volví cínico, cabrón y pendejo. A tres meses de nuestra separación, no me animo a pedirte perdón, y no sé si te interese otorgarlo.

Sé que me siento solo y extraño la persona que inicialmente fuiste conmigo.

Te traicioné con Luis: se enamoró de mí, quizás porque no podía tenerme. Porque desde el primer momento le hablé con la verdad y le dije que mi corazón era tuyo y que aquello era un arrebato de lujuria. Se enamoró de mí, se encaprichó; de acuerdo a sus palabras, con solo una mirada mía bastaba para que terminara.

Te engañé con Víctor, en Obregón. Primero cogimos y él quiso ser algo más. Luego me encontró unos condones usados, y supo que soy un grandísimo cabrón, pero siguió apegado a mí. Como tú lo dijiste, Roberto, no soy guapo (vemos), pero tengo el don para hacer sentir bien a las personas emocionalment|e dañadas. Soy egocéntrico, pero también soy manipulador, por lo que puedo hacer que los demás brillen y piensen que son geniales. Dijiste que te hacía sentir especial, que te hacía sentir único, y así lo fue siempre.

Cuando conocí a Daniel, usé todas las artimañas a mi disposición, pero nunca me lo cogí, no me di ese gusto.

Debo admitir que no sé estar solo, necesito personas a mi alrededor mío, que estén continuamente validándome. Tú desempeñaste ese rol de forma serena seis años, y te doy las gracias. Contigo me sentí muy seguro, capaz de enfrentarme a la incertidumbre.

Algún día, ya que estemos más viejos y más solos, nos veremos por las calles de esta pequeña ciudad, nos vamos a sonreír con la mirada y te diré: “Si te anduviera buscando, no te encuentro”. Asentirás con una sonrisa disimulada y nunca más nos volveremos a ver.

 

Por Ramón Verdín

Periodista, aspirante a cuentista. Ganador del Premio a la Excelencia Periodística 2020, de la Sociedad Interamericana de Prensa, por su cobertura a los hechos relacionados con el atentado contra la familia LeBarón en los límites de Sonora y Chihuahua (México). Finalista en la edición 2020 del Premio Roche de Periodismo en Salud.



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