Al caer la noche mientras a su alrededor bajaba la temperatura, en su cuerpo la situación era otra. Comenzaba a sentir poco a poco toda esa presión en cada vena de su cuerpo, como lentamente y de manera abrupta era consumida por su deseo.
Lo necesitaba, lo necesitaba en ese instante. Podía imaginar su cuerpo rozando el suyo, sus manos clavándose en su espalda, su boca consumiendo cada aliento. Aliento ardiendo, ardiendo como su piel, ardiendo como su miembro, mientras llegaba muy dentro, mientras se consumían mutuamente detrás de aquellas paredes que tanto habían sido testigos ya de como liberaban el infierno.
Por Elizabeth De La Cruz Moctezuma "Red Sun"
Tamaulipeca residente en Nuevo León, México.
Ingeniero químico, amante de la escritura y colaboradora en Pide Permiso Podcast.
Publicada en las revistas digitales Faraute (Vol. 6) y Extrañas Develadas (No. 1). Así como también en páginas como Revista Axioma, Poesía de Morras y Alas de Mariposa.
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