A mi mamá
Mientras mi complejo ser intentaba descifrar el mundo...
Un alma en pena moría justo frente a mí.
Vivimos al máximo, sin arrepentimientos ni futuro.
No hay futuro.
No hay final. -Eso es lo vagaba dentro de mí hasta qué mis ojos la vieron de frente.
Entonces recordé este pasaje de Pizarnik el cual me gusta y aterroriza tanto a la vez:
"La vida es una especie de complot. Tocar a la muerte tan de cerca que una no desee entonces más que vivir."
Una tristeza sin espiral.
Un dolor sin sentir.
Una poesía sin realidad.
Todo lo que he manchado ha sido para ti.
Mujer sin estación, primavera otoñal.
Tus manos rasgadas me han salvado.
Me han llevado a la orilla del amor el cuál creía que no era más que un balbuceo estúpido e inhumano.
Entonces ahora que sé que estás aquí, ardiendo entre la frialdad del ser...
¿Dime cómo puedo hacer que te quedes...?
Qué te unas a mi alma eterna y corrompida.
En la cual no hago nada más qué romantizar tu dolor y amor.
¿Dime cómo podré escribirte más si tú te vas...?
Cómo podre condenarme si dejas este vacío absurdo con la ausencia de tu terquedad. -
Eso es lo que escribían mis neuronas cada noche, mientras ella paseaba vagamente por la vida.
Proclamando y abrazando hasta la espina más desértica.
Entonces desee jamás haber salido de su vientre, nunca haberme levantado.
Tan solo dormir ahí hasta que el invierno se fuera.
Por Camila Durazo
Desde que tengo conciencia propia existe una pequeña fascinación en mí por escribir.
Con 9 años empecé a tocar el piano, durante la preparatoria fui líder de un club de lectura y tocaba en una academia de música clásica; hoy en día estoy en universidad y ahora pertenezco a una orquesta musical de mi ciudad llamada “orquesta ojuco”.
Sin embargo; estos últimos meses de mi vida los he dedicado mayormente a la poesía, por lo que he decidido atreverme a mostrar mis pequeños escritos y sentimientos al mundo.
Comments