El tiempo y las personas son dos aspectos que en la vida no se pueden volver a tener como nosotros quisiéramos, las cosas se van haciendo tan efímeras que con el paso de los parpadeos podemos ver cómo se esfuman de nuestras manos sin poder disfrutar de los momentos.
Llegas a un punto donde prácticamente puedes sentir el poder de controlar el tiempo, decides si las cosas pueden hacer otro día, posponerse hasta que estemos seguros de realizarlas, visitar o estar con personas importantes poniendo otras cosas como prioridad pensando que estarán en todo momento de nuestra vida. El universo siempre te recibe con un balde lleno de realidad, en mi caso fue un acontecimiento en el cual la mitad de mi alma se pudo ir con ella dejándome en un abismo.
Cuando la conocí sentí que todos mis pesares se iban quedando en el camino, todo lo que las demás personas ponían en mis hombros se iba aligerando. Dicen que el amor es algo químico y otros dicen que son sentimientos que se van dando, creo que es un poco de ambos cuando conoces a cierta persona que te hace sentir que se la serotonina se libera a mil por hora, pero también pueden sentir como si tuvieras muchas mariposas en el estómago.
Las películas y cuentos nos hacen pensar que el amor es una sensación donde todo el momento estas en un arcoíris, cuando la conocí parecía algo así como si estuviera en un gran arcoíris, el estar viviendo cosas nuevas y prácticamente salir de tu zona de confort, llego a mi vida de una forma poco peculiar diría yo. Todos piensan que las aplicaciones para conocer personas llegan a ser un fraude en cuanto a conocer personas, gracias a ellas pude conocerla; las primeras citas siempre van de la mano de nerviosismo y de intriga si habrá más veces.
Estar con ella parecía estar en el olimpo con todos los dioses, podía sentir en mis palmas toda esa seguridad que podía tener el que ella estuviera a mi lado, fue como el despertar de un sueño tan profundo, al parpadear pude ver como salía una a una de las lagrimas acompañada de un “no te vayas tenemos que arreglarlo”, fue como si me hubiera perdido en el limbo y despertado con un balde de agua fría. Verla casi corriendo atrás de mi para que pudiéramos hablar fue algo que en su momento no tenia en mente el impacto que podía repercutir, teniendo en mente que a la siguiente semana podría hablarlo sin ningún problema y podría perdonarme.
Aun tengo muy presente esa escena, una discusión por el llegar tarde a nuestro aniversario culminó el tenerla arrinconada repitiéndole que no me volviera a jalar de esa manera, voltear la cara y poder ver que aquella mujer de 25 años se convertía en una niña de 6 años asustada y sin saber que hacer para poder apaciguar la situación.
Después de esas situaciones sentía que podía controlar la relación desde cualquier punto, era el verla cada vez que yo quería y en el momento que yo decía, cada salida podía sentir que así podía crecer el amor si ella se adaptaba a mis tiempos, así como poder perdonarme cada cosa mal que hacía, el no cumplir con acuerdos que teníamos. Podía pasar el tiempo y seguía con las mismas actitudes así pasando aniversarios tras aniversarios la podía ir sintiendo cada vez más segura de que no se alejaría de mí por nada del mundo.
En cierta ocasión sucedió lo inimaginable para mí, por primera vez pude escuchar un ¡NO¡, de su boca, en ese momento fue como si todo lo que había construido se estuviera cayendo, ya no había más lágrimas en su rostro y eso en algún punto me preocupaba. Escuchar de su boca salir un ya no soporto esta situación, fueron segundos que parecían años, pero después volvió con un te amo y lucharé para que podamos estar bien los dos. Así pasaron años y cada vez la sentía más mía y segura; tener el control me hacía sentir como el hombre más poderoso del planeta, nunca imaginé las consecuencias que podían repercutir.
Llegando al tercer año pude notar que ella había cambiado completamente, la veía más arreglada, podía ver que salía cada vez más, ya no era el sentir tan seguro cada una de las situaciones, parecía como si de alguna u otra manera ella estuviera curando sus heridas. La empecé a seguir hasta descubrir que entraba a un consultorio donde daban sesiones terapéuticas, yo nunca estuve de acuerdo en ir porque para mi eran una pérdida de tiempo y de dinero.
Los cambios fueron tan radicales que si le alzaba la voz ella lo primero que hacía era pararse e irse y no como antes el tratar de calmar la situación, llegaba a puntos de preguntarme si ya no me amaba como en un principio, algo había cambiado en ella y no sabía lo que era o si había otra persona que influía en esos cambios. Un día me arme de valor y le pregunté que por que ya no era como antes donde los dos nos amábamos sin que estuviera un psicólogo de por medio, sencillamente ella estaba viviendo el duelo estando conmigo dentro de estos tres años.
El irla perdiendo lentamente parecía una tortura psicológica donde no sabes que es lo que va a empezar, trate de recuperar su amor, pero hasta un cierto punto era algo inevitable, el cariño se había esfumado de alguna u otra forma. La última vez que la vi fue en una reunión familiar donde lo único que me dijo fue un te amo y muchas gracias por todo e irse caminando hacia la salida, recuerdo muy bien que la fui siguiendo hasta un taxi, estaba perdiendo al amor de mi vida.
El amor de mi vida se me estaba esfumando de mis manos sin que yo pudiera hacer algo al respecto, la llamaba para que pudiéramos hablar y arreglar todo lo sucedido, dentro de la plática lo único que me pudo decir fue el que ya no aguantaba el que yo me creyera el amo del tiempo sin tener que preocuparme de irla perdiendo. Ella pudo salir de mí y ahora parecía como si estuviera arrinconada en una pared, pero sin que ella estuviera peleando conmigo, solo pedía sentirse querida, quería tener un lugar seguro y al final de la única persona que no pude salvarla fue de mí.
Por Leonardo Eslava Acacio
(CDMX)
Actualmente me encuentro terminando la licenciatura en psicología en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.
La carrera de psicología como que ha abierto esa puerta en la parte de la escritura ya que se han podido plasmar todas esas ideas que se tienen y más contribuidas gracias a los conocimientos adquiridos a lo largo del recorrido académico.
Me he adentrado más en la escritura en este tiempo de pandemia para poder mejorar en todos los aspectos de la redacción, así como el poder mandar textos para una que otra convocatoria para poder aprender de los mejores.
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