Como aves precursoras del invierno, han aparecido las almas que provienen del mictlan, y ya han llegado a los panteones de Teotihuacán, preparadas para observar el mundo posmoderno y pisar las calles de la ciudad.
Han venido desde las profundidades, después de un largo viaje, pues quieren por fin probar los manjares de ambrosía y sentir el aire de los demás.
Dicen que cuando un alma se ve muy agotada, es porque su vida fue difícil, pero ahora que están en el inframundo pueden descansar, aunque se sienten tristes de lo que la vida pudo ser, pero no se logró.
Al son de la malagueña bailan, también pueden observar como la vida ha cambiado, pero su impacto en la vida de otros está ahí y lo pueden apreciar.
Después de mucha celebración deciden que es hora de irse, y a la hora del conticinio se van anhelando pronto regresar.
La muerte es lo único que se tiene asegurado en esta vida, y claro, el dolor que el proceso le puede generar a los demás o incluso a nosotros mismos… aunque con el tiempo la herida puede sanar y la paz se logrará encontrar.
Por Angélica González Ramírez
Angélica González Ramírez, o también conocida por su seudónimo de Marcela Casiopea tiene 18 años y es una estudiante de letras. Actualmente ha publicado 4 textos en revistas y editoriales independientes, la revista que más se destaca es Acuarela Humanística de la UAEM.
Trabajó durante un breve tiempo escribiendo reseñas de películas en un fanzine de un colectivo feminista.
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