Aquello fue noticia al menos un día y medio. Zacarías el típico nerd de la clase había conseguido una cita con Patricia Morán, una de las chicas más guapas y populares del instituto. Sin sospechar nada acudió a la cita bajo unos solitarios soportales e inmediatamente se vio rodeado por las amigas de Patricia, las cuales lo convirtieron en objeto de su rabia adolescente y todos los bajos instintos alimentados por esta. Entre tanto, Patricia lo grababa todo entre carcajadas que delataban lo mucho que le divertía la situación. Aquello fue noticia al menos un día y medio y luego al igual que pasaría con Zacarías quedaría en el olvido al menos hasta el momento en el que comienza esta narración.
—Pat.
La chica se levantó de golpe.
—¿Quién hay ahí?
—Pat.
La puerta estaba cerrada con pestillo, las ventanas cerradas y las persianas bajadas. Cuando ella se acostó no había nadie más en la habitación.
—Pat.
—¿Qué tipo de broma es esta?
—Pat.
La chica intentó encender la lámpara. No se encendía. ¡Clic! ¡Clic! ¡Clic!
—Pat.
—Maldita sea. ¿Quién eres?
—Zacarías.
Esa voz... Patricia gritó, saltó de la cama y corrió hacía el interruptor. ¡Clic! ¡Clic! ¡Clic!
—Pat.
¡Clic! ¡Clic! ¡Clic!
—Pat.
Cada vez estaba más cerca. ¡Clic! ¡Clic! ¡Clic!
—Pat.
¡Clic! ¡Clic! ¡Clic! Intentó quitar el pestillo para huir de ahí. El tacto frío de unas manos traspasó la tela de su camisón y estas la empujaron contra la puerta inmovilizándola.
—Pat.
Aquel aliento congelaba el aire a su alrededor. Una húmeda y viscosa lengua se deslizó por el lóbulo de la chica.
—Pat.
—Za-Zacarías... Tú...
—Síiiii...
El camisón empezó a rajarse lentamente.
—No... No me hagas daño.
—Dolor... Mucho dolor... Tortura.
El camisón cayó a sus pies. No llevaba ropa interior. Temblaba de frío. El tacto de su captor resultaba helador y además él también estaba ya desnudo. Algo tocó los carrillos de su trasero, era el pene de su agresor. Sintió como sujetándola con una sola mano usaba la otra para separarla las nalgas.
—No, por favor—imploró la chica.
—Estás tan calentita y fuera hace tanto frío.
La penetró y sin compasión comenzó a violarla analmente. Le sentía excitarse y jadear.
—Pat.
—Por favor... No...
—Piel suave... Caliente...
La lengua húmeda se enredó alrededor de su largo cuello subiendo desde él hasta su preciosa y pálida cara. Cada vez la bombeaba con mayor rabia, mientras ella sentía cómo algo frío y afilado recorría su torso de arriba abajo.
Las manos volvieron a agarrar cada uno de sus pechos tirando hacia los lados. La piel cedió rápido. Solo bastó un tirón para que esta cayera al suelo con la misma suavidad que lo había hecho el camisón.
Por Lou W. Morrison
(Madrid, 1981). Licenciado en Historia en la Universidad de Alcalá. Ha publicado dos novelas de fantasía O Fortuna (Editorial Leibros), Crónicas Soulwalker: Tres Princesas (Amazon). También ha desarrollado su faceta como poeta con la publicación de su poemario The Chronicles of the Madman (Amazon). Aunque, sin duda, donde más ha destacado en su carrera literaria es en obras de género de horror: Jóvenes Guerreros (Editorial Atlantis), El festival de la matanza (Editorial La Corte bizarra), El evangelio de la carne (Editorial La Corte bizarra) y El último tabú (Editorial La Corte bizarra). Ha participado en numerosas antologías literarias de relatos como Gritos Sucios (Editorial Vernacci) ganadora del premio Amaltea a la mejor obra de terror del 2019, El amor es como el mar (Editorial Nueva Estrella), House of Horrors 2 y Fuksmas (Editorial Alien Buddha Press, EEUU), Dismórfica (Editorial Pandemonium, Perú), Museo de Monstruosidades, microrrelatos de terror y ocultista (Editorial Cthulhu, Perú). También ha publicado sus textos en revistas literarias tanto dentro de España como fuera destacando la revista argentina The Wax, MiNatura, Chile del terror (Chile), Revista Infernalia de Perú o Alien Buddha Zine de EEUU. Actualmente, es director del podcast La Corte bizarra.
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