Leonardo:
Este correo no pretende ser una conversación, solo aspira a decirte las cosas que no me atreví a decirte en todos estos meses, no pude abordar estas palabras desde las cosas buenas porque por mucho tiempo busqué un cierre "amoroso" poniendo las reflexiones sobre nuestra relación y te negaste a ello, tú propuesta siempre fue vernos para hablar de la vida sin hablar de las cosas que nos hicieron daño o que no pudimos decirnos en persona por la distancia, como siempre dijiste "sin dramas". Ahora no creo que valga la pena abordarlo desde ese lugar que quería hace meses porque sé que no te interesa escucharlo. Lo que me lleva a escribir esto son las ganas de poder nombrar las sensaciones que han sido dolorosas o decepcionantes para mí en estos meses, sobre todo porque ahora con el tiempo puedo ver las cosas con más claridad.
La verdad es que tu persona me desagrada mucho debido a la serie de actitudes y palabras que me han lastimado desde el año pasado. Nunca pensé que llegaría a sentir esto por la persona con la que planeaba las fechas más importantes de mi calendario y compartía un espacio al que llegué a llamarlo un hogar y espacio amoroso. Sinceramente no comprendo tus actitudes hirientes, infantiles, violentas o groseras hacia mí, porque intencionalmente nunca hice algo para lastimarte a ti, tu familia o tus proyectos, siempre busqué ayudarte de la mejor manera, y aunque me duele y me pesa no haber podido hacerlo mejor estoy segura que siempre fui respetuosa y buscando de mil maneras que esto no terminará mal.
Me duele saber que estuve enamorado de tu doble. Del doble que tú mismo creaste: el que se iba a ir a Lima a alcanzar a su mejor amigo, iba a estudiar en Berlín, nunca me dejaría de hablarme o felicitarme en mi cumpleaños, aquel que es fiel, puntual, comprometido, que quiere una familia como un equipo de fútbol; esa persona que no tiene ansiedad, depresión y es un adulto responsable. Desde inicios del 2021 no me sentía comprendida ni escuchada por ti, y aunque llegábamos a acuerdos, no me siento orgullosa ni tranquila de que hayan sido de la mejor manera por toda la violencia que había detrás. Y tardé mucho en darme cuenta que no funcionábamos porque me aferraba a que las cosas podían cambiar y a que yo podía ser mejor, cuando muchas de las cosas dependían de ti o estaban ahí para decirme que no teníamos un camino ni un diálogo en común.
Esperé mucho de ti y durante más de un año con tus acciones me fuiste demostrando que no puedes atender de manera madura o responsable una relación laboral o emocional. Probablemente pienses que no es cierto, y aunque pudiera indicar todas las veces que fue así sé que no lo aceptarás. Al final es parte de tu personalidad egocéntrica, vanidosa y narcisista. En estos cuatro años he visto como de distintos lugares evades tomar responsabilidad afectiva, veo que siempre volteas las cosas haciéndome sentir culpable a mí o a la vida. No pretendo que lo reconozcas simplemente señalarlo, y hacerte saber que yo solo me sumo a personas que ya pensaban-sentían esto sobre ti. Porque sí, ya había todo un panorama que me avisaba que tú ibas a terminar siendo esta persona tan violenta y con tan poca empatía. Me duele haber estado cegada por el cariño y amor que te tenía cuando yo misma te vi no ser empático, justo y responsable con personas, relaciones, proyectos o
trabajos. Así mismo, me arrepiento también de no haber escuchado a tus exparejas quienes me hablaban o me advertían sobre ti y tus abusos emocionales, o incluso escuchar que tú mismo admitías abusos sexuales, o tan siquiera de escucharme a mí cuando lloraba horas tras discusiones duraban días y un sinfín de actitudes tuyas que no eran sanas, pero desgraciadamente antepuse creer en ti y lo que decías y prometías. Ahora puedo empatizar con las personas de tu pasado y comprender que esto no es personal, estas acciones son parte de quién siempre has sido: una persona que promete y dice cosas que no puede o quiere cumplir, que dice la verdad a medias y que se aprovecha de sus parejas (física, mental, emocional y económicamente) y posterga sus responsabilidades (emocionales, personales y profesionales). Así que nada, felicidades por lastimar profundamente a una de las personas que más creyó en ti y en tus promesas. Algo me dice que no soy la primera ni tampoco la última, porque al parecer así juegas en la vida.
Debajo de esa decepción y sentimientos de verdad que siento paz de que ya no figures de ningún modo en mi vida, que no haya nada que me haga regresar a tu lado donde el precio de amar era demasiado alto. Y diciéndome en voz alta y cada día que ni tú ni ningún hombre va a volver a abusar de mí por la promesa de un matrimonio, una casa o una familia.
Con toda la sinceridad y deseando que nunca te vuelvas a cruzar en mi vida, Noyule
Decretado en octubre 2022
Por Noyule Dominique Jonard
(Morelia, Michoacán, 1995)
Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México y Magister en Educación en Museos por la Universidad de Zaragoza (España). Actualmente está a cargo de la dirección del proyecto Archivo Fílmico Dominique Jonard. Entre las experiencias más significativas que ha tenido están la catalogación de obra Alfredo Zalce, el montaje de diferentes exposiciones en el Museo de Arte Contemporáneo (MACAZ) y el Centro Cultural Clavijero; la colaboración como miembro de investigación en el área de Cultura Material en el Laboratorio Nacional de Materiales Orales; las estancias de investigación en el Centro Nacional de las Artes, la Universidad Complutense de Madrid y el Museo Reina Sofía. Así como, la realización de prácticas profesionales en el Museo Wurth La Rioja. Además de su participación como curadora en los Festivales de Cine Los trabajos y las noches y el Gaztefilm Fest en España.
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