En un mundo donde nadie tiene tiempo para nada y somos constantemente bombardeados con la alta tecnología. Donde lo único que importa es la carrera y el suceso sin tener nada más en el alma. Existe un juego virtual llamado MIRELAD. Donde cada uno puede ser lo que quiera, al menos por unas horas. MIRELAD, un mundo perfecto.
Erica Lee tuvo éxito en entrar en contacto con el juego virtual:
–Tres, dos, uno. Contacto.
En cuestión de unos segundos estaba dentro de otro espacio, en otro tiempo.
De repente un ruido extraño la sobresaltó. Por lo visto no era la única que estaba dentro de MIRELAD.
El nivel anterior, también había cambiado automáticamente, ahora se encontraba en otro nivel mucho más difícil.
<< Es imposible pasarlo por mí misma. Necesitaré al menos dos o tres jugadores más>>. Pensó.
Cerrar la sesión fue imposible. Erica Lee estaba atrapada dentro de MIRELAD.
De pronto dos jugadores más se unieron a ella.
Uno era joven y bastante atractivo, por contra, el otro era mucho más mayor, corpulento, y con un bigote cortado a cepillo.
Los tres prometieron que no se separarían hasta que completarán el juego.
A través de unos altavoces oyeron una voz tecnológica:
“Atención, atención las primeras de las cinco condiciones del juego han cambiado otra vez”.
Nada màs acabar de escuchar esto, los tres jugadores se encontraron en un pueblecito.
–Vamos a inspeccionar el pueblo–, sugirió Troy. El más corpulento.
–Es una buena idea–, apuntó Erica.
–Si, y de paso reponer el suministro–, añadió Loi.
Un poco después, en la plaza del pueblo. Oyeron de nuevo la voz:
“Bienvenidos a Flisbury, en nombre del pueblo permitirme pediros un favor. Deberéis defender a nuestro jefe de la caverna sagrada para completar el nivel. A cambio, os recompensaré librándoos de completar algunos de los niveles. ¿Aceptáis el desafío?
Los tres hicieron un corro y tras unos momentos de meditación contestaron.
“Si, aceptamos”.
Algunas horas más tarde, se encontraron en el medio del camino con un monstruo enmascarado.
“Debéis estar seguros si estáis atacando al enemigo o a uno de vosotros”. Volvió a decir la voz.
Arriesgando, consiguieron destruir al monstruo.
El jefe de la caverna sagrada ahora estaba seguro.
Después de completar la misión, los héroes se dirigieron a la capital de MIRELAD.
Pero Erica Lee se sentía devastada. Ya no se acordaba de la última vez que ella misma había conseguido completar un nivel.
–No estés tan triste– intentó animarla Loi– ya verás como muy pronto consigues un buen objetivo por ti misma.
–Gracias, la verdad es que no sé porque me ha entrado esta melancolía.
–Debe ser por el juego. Es agotador.
–Si, sí que lo es.
Ya, en la capital de MIRELAD. De nuevo la voz.
“Queridos jugadores, para terminar vuestra misión deberéis completar una prueba. La prueba de la verdad. Si sois bien sucedidos pasareis a través de las puertas del honor. ¿Estáis preparados?”
“Si, estamos”. Dijeron todos en simultáneo.
A medida que iban pasando por la puerta del honor. Esta les hacía una serie de preguntas personales que los jugadores trataron de responder lo mejor posible.
Finalmente estaban en casa. El tiempo que pasaron en MIRELAD en realidad habían sido unas pocas horas en el mundo real.
Por Silvia Carùs
Madrid, 27 de diciembre de 1974
Ganadora del concurso literario organizado por la revista: Teender Age.
Ganadora del concurso literario de terror del programa Crónicas en Llamas.
Autora de la novela juvenil: CALAMBRES.
Comments