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Richard tiene una colección
rara, una colección de tangos
que le grabaron en cassettes
cuando visitó la Argentina,
en su viaje por todo el continente.
Es norteamericano.
Hoy, un soleado mediodía
de octubre, en un costado
de este campus de UC Berkeley,
él compra una porción de pizza,
se sienta dentro del negocio
y, mirando la calle, piensa:
Qué no daría por que me aceptaran
para empezar aquí en Otoño
la carrera de Abogacía.
Entretanto, estoy almorzando
en una residencia estudiantil
de Berkeley. Cuando acabo,
salgo del comedor, que está cerrando,
y veo a Richard. Le pregunto
si se perdió el almuerzo.
Ahí me cuenta su ritual.
Cada tanto, en vez de almorzar
en esta residencia,
va a comer pizza
y a recordar un frío día
del último diciembre,
que vino al campus y se fue a sentar
al mediodía junto a la ventana
de aquella misma pizzería.
Lo que entonces se puso
a imaginar es qué se sentiría
ser estudiante en Berkeley.
Mientras hablamos, hace ya dos meses
que Richard cursa aquí Abogacía.
Puesto que es un nostálgico incurable,
sospecho que a esa pizzería
habrá vuelto alguna vez más,
otro soleado mediodía.
Por Marcelo Sánchez
(Buenos Aires, Argentina)
Escribe poemas, relatos y ensayos. Sus trabajos han recibido varios reconocimientos, y han sido seleccionados para diversas revistas y antologías literarias.
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