Sonó la alarma; se despertó viendo el reloj; sus manecillas cambiantes daban sentido al tiempo. Tomó sus gafas ajustándolas para ver mejor, se paró frente al espejo; vio su rostro pálido, sus ojos marcados por la negrura que lo precede; evidencia de noches de insomnio. Se quitó la pijama, colocó los lentes en el lavabo y se metió a la ducha mientras cantaba
—"There's a lady who's sure all that glitters is gold...— El agua de la regadera golpeaba contra su cuerpo —Ooh, ooh, and she's buying a stairway to heaven"— De esta manera se proyectaba hacia el mundo
Le gustaba creer que saturado de melancolía, quizá la gente al observar lo tornaran más enigmático, más atractivo. Con su apariencia andrógina, unas veces siendo ella, otras siendo él.
Salía de la ducha, envuelto en su toalla, retirando el exceso, raspando su estructura. Abrió su armario; al ver toda esa gama de negros y opacos se preguntaba «¿Será bueno llevar traje hoy?» meditando en la ocasión. Iba por su carpeta de registros, checando en su agenda la carga laboral del día.
—¡Hoy toca ser "ella"!— Tomó una túnica negra que se ajustó frente al espejo, viéndose a ambos lados, esperando notar algún cambio que tuviera significado.
Al salir de casa, traspasó el umbral de dónde habita; llegando casi de inmediato a su destino.
Lo observaba a través del cristal mientras rasuraba su barba. Un hombre de un aproximado de 70 años, con diabetes, hipertensión y problemas cardíacos que descuidaba su salud sin más; recién bañado. Un golpe fuerte se escuchó; de pronto a través de la pared su cuerpo atravesó los muros y el anciano la pudo ver
—¿Qué haces aquí?— La miraba asombrado —¡Aún no es tiempo!— Ella miró hacia abajo, él le siguió la vista y su cuerpo sin vida yacía en el suelo —¡NO! ¡No puede ser, me desperté y estaba bien!— Miraba con asombro su cuerpo inerte —¡HAS SIDO TÚ¡— Una oleada de furia le brotó, abalanzándose sobre de ella, que sin quitarse el hombre atravesó. Al ver qué no podía tocarle se hincó llorando frente a su cuerpo —¿Me puedo... des-despedir?— Al hablar con la dificultad en las palabras
—¡Ya lo has hecho!— Después de un silencio, ambos dejaron el lugar de residencia del viejo y partieron
Ella caminó unos pasos deteniéndose en seco
—¿Por qué te detienes?— Asomó su cara, de frente venía una joven trotando hacia ellos, el hombre se cubrió esperando el impacto, pero la chica les pasó por un costado
El rechinar de un neumático sobre el pavimento hizo voltear al anciano
—¿Qué pasó? — Se estiraba esperando alcanzar ver algún indicio de lo sucedido
Solo una señora, una mujer entre la multitud lo pudo ver, tuvieron contacto directo después se giró escabulléndose entre la gente —¿Viste? Esa mujer me vió!— mientras tocaba insistente el hombro de la dama
—¡Hay personas con ese "don" o esa "maldición" depende de qué tan bien te haya tratado!— "Ella" se encaminó hacia la chica que se encontraba de pie junto al auto, confundida, atolondrada, buscando alguna lesión evidente
Al verla, la chica asustada — ¿Que me pasó?— Esperando respuesta, se dirigía a "ella"
—¡Un auto por encima, muchachita!— Aseveró el anciano sin ningún tacto
La joven lo miró, regresando su vista a "ella" —¿He muerto?— "Ella" asintió —Pero ¿Por qué? Si yo hago ejercicio, como saludable, volteo a ambos lados antes de cruzar...—
El anciano refutó —¡Tal vez no te fijaste tan bien!— La impertinencia propia de su edad, no lo hacía justificable
"Ella" habló —¡Quizá! Pero la culpa la tuvo quién iba conduciendo, por ir hablando por su aparato celular— seguía su paso
La chica —Pero ¿Debió haber sido él?— mientras iba alejándose de lo que fue un día, caminando en caravana detrás de la muerte.
Nadie sabe ¿Qué pasará después o si todo termina con ella?
Mientras pasa su existencia, cargando con los difuntos. Con su túnica negra y su guadaña, de traje a sastre y con sombrero de copa; asimilando su tarea. Llevando el registro del último día.
Por Adriana Rodríguez
Adriana Rodríguez. Matamoros Tamps México (1984) Asisto al taller de escritura "Alquimia de Palabras" y he asistido a talleres de escritura poética y creativa. Participe en tres eventos de poesía local, en dos antologías de cuentos del taller, en las revistas digitales "Herederos del kaos", "Fóbica Fest", "El Narratorio", "La araña. El horror", "Delatripa", "Lóbrego abisal", "Revista Elipsis", "El arte convertido en escritos", "Buenos relatos". "Licor de cuervo", "Acuarelas humanísticas" y el festival de cuentos de terror 2021 "Noosfera cultura"
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