Aquellos sentimientos empiezan a fluir en mí y se arremolinan en mi pequeño corazón. Mis manos se mueven buscando acortar la distancia entre tú y yo. El tiempo se desliza suavemente cada que te veo. El día se vuelve noche y la noche se vuelve día. Sonrío al ver tus letras dirigidas hacia mí. ¿Hablarás así con alguien más? ¿Tus latidos se convierten en una dulce melodía cuando platicas conmigo? No lo sé. Hace mucho que no sentía todo esto; creía que estas reacciones habían muerto hace años, pero, ahora, estoy aquí, ansiosa de ver tu saludo en mi celular. Miedo tengo que esta situación sea solo una momentánea coincidencia; que des un pie atrás y desaparezcas, mientras yo me ahogue con esto que no sé cómo nombrar. ¿Gustar? ¿Atracción? ¿Querer? ¿Cariño? ¿Habrá algún vocablo que englobe todo este remolino? ¿Lo sabrás? ¿O todo es parte de tu plan? Me han dicho que eres efímero y fugaz y es lamentable porque mis lágrimas de este momento no lo desean, se niegan a considerar que explorarás nuevas tierras. ¿Por qué? Tampoco lo sé, no lo sé… Ya no quiero acercarme, dolerá la despedida no pronunciada, ya lo he visto antes ―después de enviar el mensaje, Pamela se avergonzó de sus palabras y mejor decidió arreglarlo como su amiga le había aconsejado desde un principio: eliminar conversación y bloquear.
Por Nohemi Damian de Paz
(Ciudad Juárez, Chihuahua, 1995).
Licenciada en Literatura Hispanomexicana por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). Ha publicado en las revistas Metáforas al aire, Palabrerías, Zompantle, Cuadernos Fronterizos, Comedia sin título y Revista Sangría. Actualmente fue incluida en la Antología de Narrativa Breve Escrita por Mujeres: Voces Indómitas (Crisálida Ediciones, 2022).
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