En la silla del capitán
Gotas de sudor se le escurrían entre los pechos y abdomen hasta llegar al pubis. Creía que no podía levantar una vez más las piernas y, sin embargo, lo hizo. Sus rodillas le rozaron los pezones, apoyó los brazos con fuerza, cerró los ojos y emitió un gemido.
Tenía casi cincuenta años y de tanto que el marido le repitió la palabra: frígida, ella pensó que era incapaz de sentir sensaciones placenteras en zonas erógenas o cualquier parte de su cuerpo. Hasta ese día, en que la túnica muscular de su vagina le mostró lo contrario. Estaba agotada, pero sintió contracciones rápidas, en varias partes de su cuerpo, una y otra vez, mientras sus piernas quedaron suspendidas. El ya de por sí ritmo cardíaco acelerado, aumentó, tuvo un espasmo y punzadas placenteras. Recargó sus brazos en el bastidor. Nadie en el gimnasio volteó a verla, a pesar de que siguieron sonidos de euforia por el placer sexual que le produjo el ejercicio sobre la silla del capitán.
Ahora, con un abdomen marcado, si el marido impotente la acusa de frígida, ella piensa en el placer que le brinda el aparato metálico y sonríe.
Placeres
Abrazó su cuerpo duro y cuadrado, deslizó su nariz en él y lo olió como si quisiera robarle el aroma. Lo abrió despacio para contemplarlo, le tocó la ceja, le acarició el lomo, por último, dejó un besito en la primera página del libro que escribió su crush literario.
Por Karla Barajas
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 1982)
Publicó Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi naturaleza (Editorial Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, 2019), Donde habitan las muñecas (Quarks Ediciones Digitales, 2021), Cenizas de los amordazados por el alba (EOS Villa Digital; 2022), y La Raíz que cuartea la tierra (BGR, 2024).
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