top of page
Foto del escritorcosmicafanzine

Entre platos a la carta

Hoy no es un buen día, hoy mi restaurante es un caos completo, tras la renuncia del Chef no tengo como atender los pedidos del bufet, no me gusta cocinar pero pues debo ponerme por ahora el delantal mientras llega quien supla su lugar, preparar platos tan exquisitos necesitan de amor por esto, yo no tengo paciencia, no me gusta cocinar en cantidad, me encargo de administrar solamente. He logrado lo que esperaba pero ahora, justo ahora, le entro los aires de “diva” a mi Chef y renunció.

Debo encontrar alguien que lo reemplace y pronto, antes que pierda clientes. Así fue como iniciaron las entrevistas al día siguiente, personas con interés de trabajar pero sin esa pasión por la cocina, creí que ahora este trabajo sería más difícil pues no solo buscaba quien tuviera sazón sino quien viviera en este sueño, para mí era más que un simple restaurante, era la meta por la que soñé, una tradición familiar.

Así conocí muchas personas, una tras otra entraron sin esa chispa, pensé en desistir de la idea, ya han pasado tres semanas y no puedo suplir los platos a la carta que exigen los nuevos clientes pero como un “ángel” llego ella. Andrea logro impactarme, no solo tenía sencillez, era ese amor por la cocina, no tuve que hacerle muchas pruebas para saber que esta pelirroja lograría suplir lo que necesitaba. Aunque no podía exigirle de entrada que supliera todo pero si necesitaba que se adaptará rápido al equipo de cocina que tenía, ella tenía el don que me faltaba, era armoniosa y ordenada para trabajar, le ponía dedicación a cada plato y sobre todo esa elegancia al servir.

Al terminar cada jornada de clientes exigentes, ver como personas de estrato alto solo elogiaban la presentación de cada plato, el detalle de cada uno era digno de restaurantes en París, románticos, clásicos y únicos, aunque la receta era la misma Andrea imprimía un toque especial de amor a cada uno.

Hoy es viernes, por fin dejaré esta maratón y me tomaré una copa de vino, ya no tengo que pensar en que pasará mañana pues este fin de semana es largo, llame a Andrea pues la vi aún en la cocina, quería conocerla, ante todo ella le había dado vida a este sueño, detalle sus ojos azules, eran cristalinos como el cielo de la mañana, sus manos delicadas, a pesar de tener un exigente trabajo las mantenía bien arregladas, tenía algunas vendas pero es normal pero hubo una que me llamo la atención, se veía fresca, no era una cortada, era producto de una quemadura, me preocupe y le ofrecí curarla pero al tanto con su mano, su piel tersa se sentía como un fino terciopelo, no podía dejar de sentir que la energía que emanaba de sí era bastante relajante, quizás por eso a pesar de trabajar bajo presión ella era tan serena. No pregunte mucho por su vida, me interesaba más la historia de su amor por la cocina.

Andrea inicio como muy pocas amando esta profesión, porque se sentía a gusto cocinando y decidió que no quedaría solo en platos de casa, aunque nadie la apoyaba en su familia, logro graduarse de Chef en platos a la carta, aunque con pocas expectativas laborales, también se especializo en ensaladas de todas las clases, cada vez que hablaba de una receta se notaba que disfrutaba el tema, me cuestione si quizás en mi caso hubiera funcionado igual, yo no me imaginaba preparando comida para mucha gente, de por si solo cocinaba para mi y para mi hijo, bueno cuando venia de visita a la ciudad, tras irse a la universidad poco estábamos juntos, ya era un joven lleno de compromisos y yo también estaba en el restaurante más de lo que en cualquier otro lado.

Andrea me hablo por largas horas de muchos platos, tras dos botellas de vino note la hora, juntas tomamos un taxi y la acompañe a su apartamento, esa despedida formal me hizo de nuevo sentir sus manos.

Tantos años he pasado sola que esta es la primera persona con quien disfruto de una charla, este sábado parece diferente, me levante tarde como pocas veces y decidí hacer el inventario sola, me aliste para salir y deje mi móvil, me distraje en contar lo que necesitaba para la semana que estaba por iniciar. Ya era tarde cuando termine, al volver encontré diez llamadas de Andrea y algunos mensajes, la llame pero esta vez fue ella quien no contesto, leí los mensajes donde me invitaba a almorzar pero bueno eso quedaría para después. El domingo llego como siempre salí a trotar a pesar del clima lluvioso, volví a las pocas horas y de nuevo llamadas de ella, esta vez si pude contestar, quedamos en que ella vendría en la tarde y prepararíamos la comida en mi casa, un plan que rompía mi soledad, una linda amistad que nacía.

Llego puntual, traía algunas bolsas, solo pidió que la asistiera y acepte, ella era la experta, preparo una pasta de estilo mediterráneo con una carne adicional, no puedo quejarme, trajo un vino blanco de particular cosecha, adorno la mesa y me atendió. Por primera vez logre abrirme y hablar de mi vida personal, le conté acerca de mi hijo, en si mi mayor tema de conversación. Ella aunque no tenía hijos si quería esperar que con el tiempo llegarán, estaba casada con un hombre que nunca tenía tiempo para este tipo de planes, al igual necesitaba una compañía.

Pasaron algunas horas hasta que la llamo su esposo, la deje ir con la ilusión de verla en la mañana en el restaurante.

No necesitábamos de mucho tiempo para sentirnos en confianza, por más que lo negará me atraía no solo como amiga, siempre tuve esa inclinación por las mujeres pero nunca me despertaron tanto como Andrea. Ahora juntas estábamos a cargo de mi restaurante, sus ideas nuevas lograban abrir una perspectiva de cambios que no contemple posibles. Incluir en el menú postres y un salón de té, posibles ampliaciones, mejoras a las cartas, me logre por fin poder a soñar en grande.

No quería llenarla de halagos pues en una relación profesional se podía confundir todo, además era más que evidente que la química no solo era por el amor a la profesión, la mire con deseo muchas veces cuando tarde en la noche se quitaba su uniforme, me gustaba que era más importante su presentación, no podría evitarla para siempre y así fue como llego una noche de viernes, terminamos el inventario temprano para tomarnos el domingo libre, desde que ella llego hace casi siete meses todo ha cambiado en mi vida, sin dudarlo tome el impulso de besarla, era una locura pero a la vez un riesgo que debía correr, ya no quería ocultarle que me gustaba de una manera que no había sentido antes, pensé en tras mi osadía alejarme de ella y no decirle nada más pero me devolví a sentir sus manos en mi cintura y girarme suavemente para besarme de nuevo, me empezó con pasión a acariciar los senos con sus manos suaves a pesar del vendaje de sus dedos, sentía como al abrazarme me agarraba la cola esperando que me excitará. No lo evite más, deje que me desapuntará la camisa y dejará a su alcance el broche de mi sujetador, ella no se en que momento lo quito y empezó a rozar mis senos con su boca, su lengua caliente recorriéndome, me sentó en uno de los mesones de la cocina y me subia la falta, mi voluntad quedo entre su fuego, ya mi deseo era consumar lo que inicio aquel beso, ya tenia su cabeza entre mis piernas mientras me hacia arquear lograba meter más su lengua, ya era suya, al sentirme satisfecha me abrazo y se quedo en mi pecho por un largo rato, ninguna pronuncio palabra pues era evidente que ya no era necesario, limpiamos la cocina y la lleve en el carro a su casa, no necesitaba un titulo en su vida, ambas teníamos una reputación que guardar, nuestros planes siguieron como estaban proyectados, logramos hacer en salón de té y por primera vez me metí a la cocina, me volvi experta en postres, ahora Andrea es mi socia de trabajo y unas cuantas noches es mi amante, es lo que necesitaba, ella se convierte en mi parte más importante.

Hoy no es cualquier día, mi hijo viene para la reinaguración del restaurante, ampliado, con zona verde para el té. Ahora este si es mi sueño, Andrea es mi mejor parte de trabajar, ahora no solo administro, amo la cocina tanto como mi amor por ella, no puedo dejarla ir y hoy hace ya dos años entro a este lugar, con expectativas de cocinar, ahora me complementa la vida, tengo que hablar con ella pero debo ser consciente, esto no irá a ningún lado, esta casada y yo, yo soy solo su amante, a quien entre platos a la carta sedujo. La noche llego y ya mi cansancio era notorio, me fui a la oficina y allí estaba ella, tenía un vino en la mano y un par de copas en la otra, tras servir me invito a sentarme en sus piernas y me paso unas cuantas hojas de papel, las leí con calma mientras dos de mis lágrimas temerosas deslizaban por mi rostro, eran los documentos de su divorcio oficialmente era soltera, no pude esperar para besarla, aunque algo más me aguardaba. Me sento en el escritorio y sin levantarse de la silla saco de un pequeño bolso negro un estuche, en su interior un anillo, solo una frase. “¿Te quieres casar conmigo?” fue suficiente para besarla, abrazarla y gritarle un si con el corazón.

No solo tengo a la mejor Chef, tengo a una amiga y a mi esposa trabajando conmigo, somos una, una en dos.

 

Por Lalia Ángel

(Sopó, Colombia; 3 de Mayo de 1992)

Es una escritora colombiana. Actualmente es reconocida por publicar su primer poema "Julie", ganador en la convocatoria Love is Love de la Editorial Nueve Editores en 2.020.

En su carrera se promete para este año publicar sus libros "Amar sin Amor" y "Amar sin Amor II", así como "Cuentos cortos de amores lésbicos" y "Poemas de amor con nombre de Mujer".

En el plano personal reside en Bogotá, es abiertamente gay y durante los últimos 13 años asiste con la organización de la Marcha LGBTI en Bogotá. Tiene un Diplomado Técnico en Sistemas Informáticos entre varios cursos de Ortografía y Redacción

9 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comentários


Publicar: Blog2 Post
bottom of page