—Araresa, por favor, no sigas así. No era para tanto —Julienne se acerca a su amiga e intenta que se levante.
—¡Cómo que no es para tanto! Mira, aquí están todos —Araresa le señala los sueños tirados a su alrededor— rotos, inútiles, muertos. ¿Qué se puede hacer después de esto? ¿Qué sigue?
—¿Estás segura de que todos están rotos? Veamos —Julienne se arrodilla junto a Araresa teniendo cuidado de mover algunos sueños para hacer espacio—, este grande de aquí es lindo, ¡parece nieve!
—Era el que tenía de casarme de blanco, soñaba con un lindo noviazgo, que románticamente me pidiera mi mano en un lugar muy especial y, que asistieran todos mis amigos y familiares a la boda. Fíjate cómo toda su superficie está quebrada.
—Si, lo noto. ¿Cuándo pasó?
—Cuando él se echó para atrás diciendo que no iba el asunto en serio, ¡tras diez años de noviazgo! ¿Te acuerdas que te conté?
—Claro que lo recuerdo. Fue esa noche en La Valedora cuando te pusiste hasta atrás. Pero, amiga, ¿no ocurrió esto el año pasado?
—¿Y? Sólo se ama así una vez —Araresa se molesta.
—Entiendo, no te enojes. Intentemos con otro. Mmmmmmhhhhh… ¿Qué te parece este de tonos turquesa? Como que los bordes están mal cortados, ¿no?
—Mi sueño inacabado de terminar la carrera. Ya sabes lo que sucedió.
—¿Te refieres a cuando entraste a trabajar porque tu madre se enfermó?
—Si, exactamente eso. No podía dejarla sola.
—Sólo que tu madre no vivió más de dos años. Digo, pudiste continuar.
—Ya no era lo mismo. Estudiaba porque mamá quería que cursara esa carrera. Por mi, mejor hubiera buscado otra.
—¿Y por qué no lo hiciste?
—Porque mi novio, bueno, exnovio dijo que mejor me esperara a que él terminara y luego, si nos casábamos, yo podría continuar con mis estudios.
—¿Cómo? Eso nunca me lo contaste.
—Me hizo jurar que no lo dijera porque todas ustedes, mis amigas, son muy mala influencia. ¡Claro que no me di cuenta de que era un enorme mentiroso! Sólo me cayó hasta que se echó para atrás.
—Entiendo, dejemos de lado este sueño turquesa. Busquemos otros. Hay uno negro…
—Déjalo allí, sólo fue un antojo juvenil.
—Okey. ¿El rojo?
—¿Cuál rojo? ¡No! Pásamelo, este no debería estar aquí. No sé cómo llegó, lo tenía bien escondido —Julienne se lo entrega a Araresa quien de inmediato lo guarda en su bolsillo trasero del pantalón.
—Un sueño rojo que debe estar bien oculto —Araresa le hace cara de que le pare—. Está bien, no importa. ¡Mira, un sueño color chocolate! —Julienne le muestra el que acaba de tomar.
—Fue cuando intenté aprender a cocinar. Soy una inútil en esto, todo me sale mal. Incluso las sopas instantáneas.
—Si, lo hemos notado en las reuniones. Ya vimos los sueños más grandes. ¿Y si intentamos con uno chico para empezar? A tu derecha hay uno color océano con vetas rojas. No, tu otra derecha. Si, ese mismo.
—¡No lo encontraba! Es sobre irme a la playa un fin o, quizás, toda una semana con… —se lo guarda en el bolsillo trasero—. Mejor en otra ocasión. ¿Sabes? Es buena tu idea. Creo que por aquí había otro parecido. ¡Aquí está!
—Oye, es color océano como el otro pero, ¿con vetas blancas?
—¡Exacto! Por eso te pedí que vinieras. Es algo que no te he contado, ¿sabes que me marcó mi ex y me invitó a la playa? Estoy segura que quiere disculparse y de seguro algo más. Me dijo que le ha ido muy mal en su vida y quiere reencontrarse. ¿No crees que es buen momento? Digo, aquí, ¿qué más puedo hacer? —Araresa señala los sueños multicolor esparcidos a su alrededor.
—Pero… pero… No me hagas caso. Quizás de un sueño roto, casi perdido, puedas repararlo. ¿Quién sabe? ¿Cuándo se van?
—Ese fin. En serio, ¿sí se podrá arreglar el blanco grande algún día? —tras un silencioso momento Julienne abraza a su amiga.
—Si, quizás algún día — le responde quedamente.
Por Eduardo Omar Honey Escandón
Ing. en sistemas. Autor de “Códex Obsidiana”. Publica constantemente en plaquettes, revistasfísicas, virtuales e internet. Textos suyos fueron primer lugar, segundo lugar o finalistas. Ha sido seleccionado para participar en diversas antologías. Imparte talleres de escritura para la Tertulia de Ciencia Ficción de la CDMX. Pertenece a la generación 2020-2022 de Soconusco Emergente. Prepara su primera novela.
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