Junnueth:
¡Oye luciérnaga! Ya estoy saliendo para allá
Espero no despertarte ¡te veo en una horas!
Yelitza:
¡Pues sí me despertaste! ¡Que madrugador eh!
Ahora me siento floja jajaja
¡Sí! ¡Con cuidado!
¿Qué probabilidades hay de saber, tan intuitivamente, que esa persona y tú pueden tener una conexión tan natural? Ni siquiera cuando he tenido hambre o sueño me sentí tan seguro como de lo que sentí en esa fiesta. Claro que cualquiera con epidermis resplandeciente llama la atención, los tez mate tenemos que atenernos a la suerte de tener una estructura simétrica para hacer lo mismo y ninguno de mis amigos siquiera cree que pudiéramos tener la mínima oportunidad con alguien así. No obstante, aunque parezca imposible, a veces ocurren cosas que solo imaginamos en nuestros sueños.
Creo que las personas tienen una concepción demasiado superficial de cómo debería ocurrir un momento así, no fueron las similitudes lo que nos hizo darnos cuenta de que habíamos encontrado algo entre nosotros sino las diferencias: Ella habló de racionales, infinitos, conjuntos, entre menos le entendía, más curiosidad surgía. Yo repliqué con conceptos, términos antiguos y mundos de ideas, ella le daba un valor a ciertas palabras, yo le hacía dudar con contraejemplos. Nos interesamos, nos conectamos, nos besamos.
Junnueth:
Entonces ¿Ya?
Naro:
¿Qué esperabas Junn? ¿Que en el colegio no tendría
nuevas experiencias? ¿Qué no me encontrara con
nuevas personas? Ya sé que no es tu culpa rezagarte
por no tener para tu educación pero… lo siento.
Salí con horas de anticipación, si me va bien podría llegar media hora más temprano, todo dependerá de este nuevo conductor pero al echarle un vistazo me doy cuenta que es de lo modelos que sobreponen la eficiencia por sobre la comodidad. Los odio. Pienso si es mejor dejarle el lugar a alguien, en caso de que haya un accidente podría tardar menos en bajar si estoy parado a esperar a que toda la fila se baje mientras los veo en mi asiento. Recuerdo los choques en los que he estado y prefiero prevenirme, un anciano con brazos implantados toma mi lugar y se voltea sin decirme nada; no esperaba un agradecimiento pero veo vergüenza en su posición. Lo usual.
La ciudad a nivel de piso es fea pero me obligo a ver, mientras todos los demás pasajeros se entretienen con sus visores, yo me fuerzo a ver la falta de luz en las calles, los botes encendidos de fuego, los grupos de personas abrazándose para generar calor, los tubos oxidados, los vapores, las pocas luces que caen de los niveles superiores y la lluvia, siempre llueve, hay más razones para no ver que para ver pero me digo que alguien tiene que hacerlo, es lo menos que puedo hacer al percibirme como el único que no va a laborar ese día mientras todos mis demás acompañantes se dirigen al sector de producción de la ciudad.
Pero chocamos.
Menos mal que nos quedamos a una mega avenida, parece que llegaré justo a tiempo.
El siguiente transporte es mi menos favorito, prefiero caminar, correr o sentir el movimiento del vehículo que quedarme parado en la banda transportadora. Desde que implementaron este sistema de fila para entrar al subterráneo, nos hicieron darnos cuenta que la única diferencia entre los animales que llevan a los matadero y nosotros son las horas de vida, de alguna u otra forma lo único importante de ambos grupos es cuanta producción podemos dar. Aún así, el subsuelo es la forma más rápida y barata que hay para moverse.
Junnueth:
Pero puedo ir ¿No crees que debemos
siquiera intentarlo?
Denbra:
Lo tuyo es la ciudad y sus extensiones, lo mío
será una sector en medio de la nada y tú no me
amas lo suficiente como para venir conmigo.
Me despierta la alarma de descenso, ni siquiera me di cuenta cuando fui depositado en el vagón y ahora heme aquí saliendo del subsuelo, con un tercio de mi presupuesto contemplado en el pasaje, al menos ahora sí viene mi parte favorita. El ascenso.
Este último transporte pocos lo toman y no es para menos, si usas el subterráneo lo más probable es que te dirijas a hacer productividad pero si usas las plataformas, significa que irás a divertirte y eso sale caro.
Mientras subo, puedo ver el sin fin de cajas de concreto donde yo mismo he estado, miles de luces para millones de personas, todos vendiendo su tiempo de vida por créditos, no es una vista bonita pero tiene algo de increíble, claro, lo digo en el sentido más literal de la palabra: Que no puedo creerlo, y mientras las lámparas de la ciudad se van haciendo más y más pequeñas, la luz del sol se va haciendo más y más clara. La plataforma nos ha llevado hasta el sector superior.
Edificios limpios, largos, de formas creativas y divertidas, árboles, pájaros, aves, un lugar al cual todos pueden acceder si están dispuestos a pagar por la plataforma o a subir los millones de escalones infestados por halcones y gente de calañas trágicas ¿y la gente? como Yeli, la mayoría aquí lleva la modificación epidérmica casi por defecto: Un tipo de tinta fluorescente que irradia un haz brillante de la piel, dicen que cuando su inventor se dio cuenta que los humanos somos atraídos invariablemente por los destellos en el cielo, el sol o las luces más radiantes creadas, el único problema que tuvo al ofrecer su producto fue ponerle un precio que pudiera saciar su sed de créditos y un poco más. Para quienes no pudiéramos costear la modificación, tan solo lo veíamos como un artilugio más para evidenciar la diferencia entre quienes tienen un estatus obscenamente opuesto al nuestro.
Junnueth:
¡Regresa! ¡Le van a disparar a todos los que
vayan a la protesta!
Sunsea:
¡Tú dijiste que había que hacer algo y ahora
que es el momento no estás conmigo!
¡Deja de hablarme maldito cobarde!
Todos me ven, claro, para ellos no es común ver alguien con una tez mate, sin modificaciones, aún cuando mi vestimenta es parecida a la de ellos, pueden percibir que vengo de abajo. Ahí viene la autoridad, me va a seguir hasta deducir que mis intenciones no son dañinas y aún cuando lo vea, me seguirá para asegurarse que me molesta y que no vuelva a andar de nuevo por aquí. Claro, como tú está todo cubierto crees que la gente de aquí no se da cuenta que somos iguales.
Ya casi llego al santuario, Yeli ya debería de estar llegando, primero iremos por una bola fría, cuestan bastante pero afortunadamente ahorré para esto. Luego a comer, la comida por aquí es casi de lujo así que tocará compartir, después ella dijo que tenia boletos para un concierto, música clásica, alta cultura, pero aún así tengo que poner algún bocadillo ¿Qué? ¿Tanto por unas semillas? Bueno, tanto para mí, para los de aquí ni se molestan en pedir el sobrante, ni siquiera creo que lo hagan. Creo que no hice bien las cuentas y eso que es la primera cita, yo quiero que esto siga y sé que ella también, quizás la próxima ella podrá venir hacia mi sector y vea que también hay diversión fuera de este lugar… Pero ¿qué digo? El problema no es ella sino que allá abajo se darán cuenta que no es de ahí, irán por ella, le hablarán a alguien y yo no puedo protegerla de tanta gente, ni siquiera yo puedo protegerme del todo, hoy choqué pero si no fuera porque el viejo de los brazos recibió el impacto por mí, quizás yo sería el que estaría en la ambulancia y no él ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?!
Yelitza:
¡Hola! Llevo media hora aquí jeje
¿Ya casi llegas? ¿Todo bien?
Junnueth:
Escribiendo…
Por Emiliano Coria López
Soy un joven que estudió filosofía en la UNAM, México, y luego guión cinematográfico en la Facultad de cine, mi gusto por crear historias de géneros como el terror o la ciencia ficción surgió al no encontrar tantas historias de ese tipo en el cine pero sí en la literatura.
Tengo trayectoria corta pero mis pocos trabajos han sido en la minificción con títulos como “Como te imaginé toda mi vida” para el post en honor a Gonzalez Camarena del portal “Tertulia de ciencia ficción de la ciudad de México, “Una hija sin miedo” para el número “Fantástica muerte” de la Revista “Anapoyesis”, y un cuento titulado “El condenado” para la revista Rigor Mortis.
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