Todos caminamos con el corazón roto, algunos por no ser correspondidos, otros porque se perdió el amor y otros porque nunca han amado. Hay tantas historias que sucumben al recuerdo de una sonrisa que ya no ven. Todos estamos esperando algo. Y yo estoy aquí con el corazón en la mano, esperando a que vuelva o esperando a que llegue el olvido y se lleve su nombre.
Su nombre está escrito en mi pecho, en mis labios y en el más recóndito espacio de mi memoria: los ojos tristes, la sonrisa falsa, la soledad impregnada de un corazón que se siente abandonado e ignorado por un Dios que no escucha, que no ve. Súplicas que se convierten en gritos vacíos. El anhelo de libertad que esclaviza el caótico deseo. La ruina de unos cabellos que te llevaron a la horca. Las letras que cambiaron de sonrisa, de página, de corazón. Mi nombre... Tu olvido.
Los estragos de mi corazón ahuecado por tu desdén. Mi reemplazo. Un nuevo nombre. El olvido llegó por una puerta y no quiso entrar a la mía, me quedé esperándole sentada, sin prisa.
Por Norma Ferráez
Chihuahua, Chih. 24 años. Licenciada en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Mujer norteña y escritora de clóset. Ha participado en distintos congresos de literatura con trabajos académicos, además de haber publicado en revistas como Fósforo. Literatura en breve y en Nosotras las Wiccas, fanzine.
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