top of page
Foto del escritorcosmicafanzine

Kepler

I

La segunda exploración a Kepler resultó un éxito, no hubo contratiempos ni retrasos, todo se había planeado con base a las minucias del viaje inaugural, perfeccionando esta nueva travesía; excepto por la misión clasificada: Vanna, mi hija de 8 años.

Una vez que la tripulación estuvo bajo observación médica, se la llevaron aparte para hacerle los análisis necesarios.


Cuando fui a verla, noté que estaba muy dispersa, le hablaba y apenas tenía voluntad de responder. Aunque hicimos un chequeo protocolario antes de aterrizar, no había ninguna anormalidad en sus signos vitales o temperatura, ni indicios de algún padecimiento, solo estaba un tanto adormilada. Vanna estaba consciente de todo a su alrededor, contestaba a los estímulos de rutina de manera favorable, pero yo no entendía que le pasaba.


Tiempo atrás y en medio de la desesperación, asumí las implicaciones de este experimento. Tomé la decisión de ponerle los cinturones de seguridad y llevarla conmigo al exoplaneta; yo autoricé las responsivas de trasladar su pequeño ser, al astro hermano. Era eso, o esperar cómo la ruleta del virus N1N-32 podía alcanzarla e incrementar su tasa de mortalidad entre la infancia. Vanna fue la tripulante cero, en la exploración para el desarrollo de la vida terrestre en Kepler 1649-C.


La corte de los gobiernos unidos puso a mi disposición todos los doctores especialistas, pero no se encontró la causa por la que Vanna pareciera “perdida”. Como se trató de una misión secreta, no podía solicitar ayuda abiertamente, así que me obligaron a aislarla para que nadie tuviera sospechas siquiera, de estar contagiada por el virus, lo cual era improbable, pues no tenía ninguno de los síntomas característicos, como piel y cabello que caían sin cesar, daño hepático y el singular color verdoso.

El conocimiento científico en pleno siglo XXII, no pudo justificar el estado de evasión en su psique infantil.



II


Hice contacto con mi mentora, la capitana general Maryelka, quien estaba retirada hacía una década. Quería hacerle preguntas en privado, pero el COIVI le tenía vigilada, así que de algún modo, se filtró la información de que necesitaba verla urgentemente. Un encuentro ordinario, tuvo que convertirse en oficial, y ser transmitido por los multimedios internacionales, para intercambiar nuestras experiencias en los viajes a Kepler, ambas seguimos el guión al pie de la letra. Una vez terminada la reunión, Maryelka logró que nos dejaran solas, pues COIVI, el Comité de Observancia Integral de Viajes Interestelares, le debía muchos favores, debido al deterioro que había sufrido su estabilidad mental a raíz del viaje inicial. De cualquier forma, tomamos nuestras precauciones y hablamos en código.


Le pregunté si sabía de alguna reacción no documentada en algún miembro de su tripulación, en el primer viaje a Kepler. Le conté con detalles lo que le pasaba a Vanna, quien estaba libre del N1N-32 para que descartara la posibilidad de alguna variante del virus. Maryelka me pidió que señalara en el mapa virtual, proyectado aún en el centro de la sala, la zona de exploración y estadía de la tripulación, en específico la de Vanna. La vivienda temporal se asentó en una especie de valle, junto a una gran masa de agua, que con cierto tratamiento, resultó potable. No encontré la relación de Vanna con el lugar de campamento.


Posterior a nuestro encuentro, mandó un mensaje cifrado en el lenguaje que inventó durante el entrenamiento para mi travesía y me preguntó si había experimentado el sentirme observada, o que si pude percibir ráfagas frías en las extremidades, aún con el traje de acondicionamiento a la atmósfera de Kepler.

Me describió los sonidos guturales que interpretó como lenguaje. Entonces me sentí mal por ella, creí entender el porqué la retiraron de la segunda exploración, había perdido la lucidez.


Antes de responderle, Maryelka imploró que no juzgara, pues como científica no podía corroborar la información, me aseguró que el exoplaneta estaba habitado por seres que los terrestres no podían ver, y que posiblemente eran responsables de lo que tenía mi hija, pues éstos lograron decodificar su mente como si se tratara de un hackeo, y la “secuestraron” para estudiarla.


Contrario a lo que el Comité deliberó para Maryelka, consideré por un momento que ella tenía la respuesta. Volví a tomar el riesgo. Tenía que intentarlo, así que fui con Vanna; logré interferir los dispositivos de transmisión en tiempo real que la monitoreaban y la interrogué nuevamente.

—¿Acaso habías distinguido algún otro ser en el viaje, además de los exploradores?

Sus ojos se abrieron más de lo normal y me clavó una mirada que me heló, su voz se distorsionó sonando como si algo le obstruyera la garganta.

—De-g-bo re-ggre-sar por-g Vanna-gg

—¿Cómo? Pero, si estás aquí conmigo

—¿Egs-tás-g se-ggurag? -Tras toser, volvió a sumergirse en sí misma.


Horas mas tarde le mandé un mensaje a Maryelka y le conté lo que había pasado.

Me contestó con un holomensaje cifrado en nuestro código secreto:

Querida Coryn, no puedo dejar de pensar en ustedes dos. Si quieres escucharme, será de nuevo tu decisión, en cuanto a lo que quieres para la niña.

A Vanna le fue extraída la esencia humana, se quedó con los Keplerianos, seres que ni tú, ni los astronautas vieron o prefirieron no hacerlo. Al Comité no le conviene decir lo que está pasando, nadie quiso escucharme desde un principio, ellos solo ven a Kepler como la salvación para perpetuar la vida terrestre allá, pero el exoplaneta ya está habitado y los humanos damos por hecho que el permiso de mudanza está otorgado.

Coryn, abre oídos y corazón a esto que voy a contar. En la antigüedad se creía que si un infante visitaba por primera vez un lugar donde había mar o un lago, quien estuviera a cargo tenía que llamarle por su nombre en varias ocasiones antes de retirarse de ahí. Se decía que de no hacerlo, los seres elementales jugaban con la pequeña alma y ésta se quedaba con ellos.


Enseguida le pregunté qué debía hacer, ante tal declaración; me estaba arrepintiendo de haber acudido a ella. Con toda serenidad, tomó mi mano entre las suyas.

—Lo más complicado es llevarla de nuevo a Kepler y esperar que tu niña regrese a su estado original.




III


Estoy en la lista de espera para el próximo viaje estelar, aunque sé que mi cuerpo ya no lo soportará.

Vanna nunca volvió a ser misma, pero al menos fue sobreviviente al N1N-32.

Con años de arduo trabajo, logramos que fuera parte de la tripulación fundadora de la primera colonia establecida en Kepler.


En su último ménsagram, pude verla lúcida como nunca, vivaz, aunque algo no iba bien.

Me decía que era capaz de distinguir “frías presencias”, mientras volteaba a ver hacia todos lados, pero no podía ahondar en el tema porque nadie más le creía.

Me contó que había logrado descifrar lo que escucha en murmullos. Me aterró que la condenaran como a Maryelka, incluso me pareció ver en su rostro, la expresión de espanto de mi mentora cuando hablaba de “los otros”. Quería ir con ella, estar mis últimos días cerca de Vanna.


Al hacer el registro de nuestros testimonios, caigo en cuenta que tal vez no vuelva a abrazarla, ya que tengo planeado hacer público el caso. Mientras tanto, reproduzco una y otra vez su mensaje cifrado en el código, que por supuesto le enseñé, para que me diera los detalles de su nueva vida en aquel exoplaneta que la alejó de mí, desde niña.

Madre, quizá esta sea una despedida. Por favor créeme, hay algo que susurra en los días sin luz, las voces repiten una secuencia de monosílabos, a los que les he otorgado valores numéricos y caracteres de la unilengua terrestre; no es casualidad que personas de la comunidad estén desapareciendo sin razón y nadie sospeche que hay una sustitución holográfica de ellas. Coryn, es tarde para la humanidad…

Sus ojos se cerraron aprisionado las lágrimas, dibujó con su índice en la pantalla 5735149497, su imagen desapareció en una explosión de plasma mientras decía, exterminio.

 

Por Karla Arroyo

(CDMX)

Radica en Cuernavaca. Sus textos se han incluido en antologías de editoriales y revistas independientes, con temas de escritura identitaria, cuentos de terror, ciencia ficción y fantasía.




6 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


Publicar: Blog2 Post
bottom of page