“Life is emotionally abusive and time can't stop me quite like you did and my flight was awful, thanks for asking I'm unglued, thanks to you”
Snow On The Beach, Taylor Swift
Las cosas mejoraban, la vista por la ventana ya no tenía demasiada neblina y aunque la casa seguía hecha un desastre como las tazas de té seguían sin lavarse en la tetera aún conservaba la manzanilla con lavanda de nuestro último té. Las sábanas de la cama aún se encontraban cálidas, mis ganas de salir de ellas eran casi nulas y entonces un golpe por la ventana me hizo dar un salto de mi cama hacia la ventana.
En mi mente seguías tan presente como hace 7 lunas atrás cuando me tomabas en tus brazos e hiciste promesas que jamás cumplirás me repetía a mi misma que las cosas ya no serian a así pero que eso no sería el fin, pero cómo hacerle entender eso a mi corazón atolondrado que ya no estarías más aquí.
¡No podía creerlo! Se podía ver que la nieve comenzaba a caer ¿Cómo esto era posible? Era primavera estaba justo a lado de la costa y un espectáculo como este pasaba simplemente me quedaba sin palabras, la emoción me invadió por un segundo. Pero entonces recordé que tu ya te habías marchado, que tu partida era definitiva, que era inminente que yo ya no volvería a verte al menos no de la manera en como te echaba de menos.
Mi amor por ti, comenzaba a desvanecerse o hacerse hielo tal vez como la nieve de afuera tal vez era un sutil mensaje de la naturaleza, pues me negaba aceptar tu ausencia. Pero incluso el dolor de tu partida no podía detenerme ver tal espectáculo, al salir de casa me di cuenta que no era nieve que eran hielo cayendo del cielo de ese que al contacto con la piel lastima y te corta la piel de ese que anunciaba una tormenta terrible que me hizo correr a casa de vuelta.
Corrí a casa pero me fue difícil volver a entrar pues había olvidado las llaves me sentía la persona más tonta me culpaba a mi misma por el descuido me culpe incluso de tu partida aunque sabia muy en el fondo que el que te marcharas solo era finalmente la calma que necesitaba me sentía la chica más tonta y egoísta es que la primera cosa que hacía por mí misma mientras trepaba la hiedra el hielo cortaba mis mejillas pero yo seguía intentando subir por la hiedra me aferraba cada vez más a ella las hojas se enredaban a mi como si supieran que intentaba zafarme de ellas, solo eran crueles reteniéndome en medio de la tormenta pero finalmente logre saltar entrando por la parte trasera ya dentro de casa al verme sana y salva tomé la decisión firme de renovarla, tome un baño con aquel aroma a lilas que tanto detestabas pero que a mí siempre me gustaba me arregle el cabello en esa coleta que tanto insistías en quitarme porque pensabas que no era propio para mi recoger mi cabello de esa forma y me puse ese vestido corto que tanto te escandalizaba cuando termine de volver en si misma me mire al espejo, y sin tanto dudarlo después de tanto tiempo sin verla me reconocí en el era la chica que amaba leer, el café pero sobre todo reír una sonrisa escapo de mí.
La tormenta seguía afuera, pero yo tomé todo lo necesario para sacar de las repisas todo aquello que te representaba como tu taza de té y tú cenicero de perro que nunca hicieron juego con mi colección de flores y libreros. Me concentré en dejar limpio aquel sofá en donde solías sentarte a ver el televisor cambie de lugar todo y solo lo impregne de mis aromas favoritos de mis mantas alocadas de colores arcoíris que había guardado porque pensabas que era demasiado infantil para el lienzo de mujer en el que te esmerabas en dibujar a tu gusto.
Cuando llegue a la cocina estuve al punto del quiebre al verme limpiar la escena en donde suplique por una oportunidad mas no quería limpiar esa escena no por aferrarme a tu recuerdo si no por la vergüenza de la mujer que estaba sentada deseando ser escuchada por una vez, no mentiré la verdad es que las lagrimas nuevamente aparecieron y los trozos de hielo a fuera comenzaban a caer con mayor fuerza comenzaba asustarme pero tenia que hacerlo tome todas mis fuerzas y lave todo de aquella mesa guarde el juego de té y la tetera en una caja en donde por un tiempo no los viera.
Cuando finalmente acabé, mis ojos pararon nuevamente fui lavarme la cara buscando consuelo y pese a todo lo que hice me sentía nuevamente yo en ese rostro de nariz roja y ojos hinchados me reconocía algo que no había pasado últimamente era esa chica que tenia mucha fuerza de voluntad que reconocía su valentía, pero haber dicho ya no más.
Busque entre las cosas el recetario de mamá que había guardado meses atrás porque pensabas que aquellas comidas estaban de mas prepare la sopa que mi mamá hacia para curar hasta el corazón más roto, tome bebí el chocolate más espeso mientras por la ventana la tormenta continuaba y como era de esperarse llego la noche y la cena estaba servida pensé que nuevamente estaría rendida ante tu recuerdo pero al tener contacto con aquella mágica comida las cosas comenzaron a sentirse como el apapacho que mamá ahora ya no podía darme pero que estaba presente de alguna manera.
Y es que entre esos actos de amor me logre reconocer entre el llanto y la angustia de poner un alto me logre reponer pero sobre todo a entender que tu partida no implicaba el final de una vida si no el comienzo de una nueva que tal vez me sorprendería que tal vez la nieve que quemaba si existía que nada malo pasaba si te marchabas porque tal vez al final era lo que realmente necesitaba para volver al camino y tener un mejor destino.
Por Patricia Juárez
Escritora de sueños.
Egresada de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMèx). En la Licenciatura en Derecho Internacional.
Cuento con publicaciones en diversas revistas literarias con diversas temáticas mis escritos entre ellas, Especulativas, La Coyolxauhqui, Elipsis, Ibidem, Raíces, y escritora frecuente en la revista Lunáticas. Amante de la música y las letras combinarlas es su sello mas personal.
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