El impacto hizo que las ruedas del cochecito se desprendieran, dejando al descubierto el par de tubos que las unían, cuyo extremo mostraba una pasta endurecida de color azul: el pegamento que se usó para adherirlas. Una de las ruedas se detuvo frente al cuello de la Barbie que acababa de decapitar. Santa caminó hasta la cocina, pisando con fuerza el iPhone que había estrellado contra la pared. Abrió la alacena, tomó un vaso y, del refrigerador, el envase de leche.
Después de un largo trago, se dirigió a la siguiente casa.
Debía destruir todos los juguetes antes de que su maldición cobrase más vidas.

Por J. R. Spinoza
(Matamoros, Tamaulipas, México, 1990)
Licenciado en Educación Primaria, escritor y columnista. Miembro del Gran Colisionador de Textos Especulativos y coeditor de la revista delatripa: narrativa y algo más desde 2020. Primer Lugar en el Noveno Concurso de Cuento Infantil CEAC 2022, Mención Honorífica en el Premio Nacional de Cuento “Gabriel Borunda” 2022. Becario del PECDA Tamaulipas en dos ocasiones (emisiones 23 y 25).
Libros publicados: Los deseos de Serena (2021), Adversus Diaboli (2021), In Nomine Patris: paternidad y otras quimeras (2022), Tomado del canon (2024).
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