Mientras cepillaba mi cabello después de la ducha una duda embargo mi mente, mañana estaría de frente a la obra que era mi obsesión desde pequeña a la que común mente le llaman “Mona Lisa”.
Cuando tenía ocho años fue nuestro primer encuentro estuvo lleno de curiosidad profunda respecto a su aspecto, sus cabellos, la forma de sus ojos pero sobre todo su sonrisa si es que existe es que su aspecto siempre me pareció tan serio que parecía más una súplica de ser rescatada del encierro.
Crecí y lejos de alejarme de esa imagen fue el inicio de mi amor y respeto por quienes se dedicaban al arte en especial porque coleccionaba aquellos rostros femeninos plasmados de distintas épocas, sociedades y posibilidades a veces divagaba sobre el consentimiento en formar parte de las obras o solo fue el deseo del creador de plasmarlas y dejarla atrapada en un museo.
La figura femenina entre las obras me mostraba un sinfín de rostros texturas, tonalidades que nunca parecían tener fin y estaba bien para mi pues ahí encontré muchas respuestas a mi reflejo en el espejo no por vanidad o por el deseo de parecerme a alguna de ellas si no porque encontré tantas maneras de belleza mi novio y madre me decían que en algún momento debía parar mi obsesión y solo seguir con mi reflejo sin buscar en el pasado.
Esa mañana me hundí en el café para despertar en su sabor y en el entusiasmo de vernos frente a frente. La emoción durante el camino era como sostener a mi yo de ocho años de la mano para descubrir algo que desea desde el fondo de su corazón.
Al estar frente a ella todo fue tan distinto a como lo imagine ella era tan humana y al mismo tiempo tan lejana todo lo que me era familiar ahora ya no lo era y es que sin importar que había mucha gente a mi alrededor yo tome los minutos suficiente para observarla y su mirada me hundió en una tristeza profunda y todo lo que me agradaba y me fascinaba de la pintura se había desvanecido no entendía cómo es que nuestro encuentro había sido tan agridulce, pues en un semana comenzaba a trabajar en el museo donde ella se encontraba pero me sentí tan ajena y dispersa como si al verla me hubiera robado la felicidad y el deseo por todo.
Recorrí la cuidad con un poco de nostalgia, pues todo el romance que tenía había decaído, al caer la noche mientras nuevamente cepillaba mi cabello me note un brillo peculiar y la forma de mis ojos un poco diferente trate de no prestarle atención tal vez era por aquella primera impresión que tuve con mi obra de obsesión que hoy di por terminada.
A la mañana siguiente estaba lista para dar cierre definitivo al motivo que me había llevado a esa pintura, mientras recorría algunos rincones culinarios de la cuidad notaba como la gente me observaba con atención al principio pensaba que era porque era extranjera pero al llegar al hotel y refrescarme en el baño note como es que no lograba mover con facilidad mis labios para sonreír y la forma de mis ojos y su color eran tan parecidos a los de ... no quería decir si quiera su nombre observe mi rostro con atención y es que lejos de la obsesión estaba segura que me estaba convirtiendo en aquella obra que por mucho tiempo fue mi primer amor hacia la pintura ahora estaba siendo plasmada en mi rostro si quiera el pensamiento me revolvió el estómago que me hizo entrar en una terrible desesperación.
Durante la noche no logre para nada conciliar el sueño pues solo rondaba en mi cabeza mi reflejo y lo que pasaba conmigo al principio pensé que era solo un poco de paranoia de mi parte pero cuando me levante en más de una ocasión a ver mi rostro confirmaba que esto no era un mal sueño me tome diferentes fotografías y todas tenían el mismo resultado ahí estaba presente la forma de sus ojos y el brillo que emana de sus mejilla.
Al día siguiente intente probar con el maquillaje pero no ayudaba parecía que solo resaltaba los rasgos de Lisa Gherardini en mi rostro, nada que lograra poner en mi rostro borraba sus rasgos es como si ella tomara el control de mi rostro en algún momento de regreso a casa pensé que era un sueño, pero miraba mi rostro desde el reflejo de mi celular hasta las ventanas de los autos y seguía manteniendo ese semblante la gente me observaba comenzaba asustarme de mi estado mental estaba sola en una nueva cuidad que decidí contarle todo a mi madre por teléfono.
La historia le pareció increíble pero al mandarle las fotografías ella noto mi cansancio y desesperación pero ningún parecido a Lisa me recomendó dormir olvidar el tema y esa obsesión que por años me persiguió por mucho tiempo como era tener frente a mi esa pintura.
Hablar con mi madre y ella asegurarme que todo estaba en mi mente de alguna manera me alivio porque eso significaba que era paranoia mía, trate descansar lo que resta del día, pero finalmente logre conciliar el sueño, hasta que una mano sobre mi cabello comenzó a deslizarse di un enorme salto de la cama pues al sentir aquella caricia alguien dijo mi nombre no logre gritar porque parecían haberme robado la voz en ese instante.
Sobre el suelo se encontraba el espejo y mi celular al tomarlo deje el espejo en la mesita; al tomar mi celular revise las llamadas dándome cuenta que no estaba registrada la llamada realizada a mi madre me quede fría y no entendía nada estaba segura que no había borrado el registro con manos temblorosas volví a llamar a mi madre contesto soñolienta y preocupada al mismo tiempo no había dado cuenta que era de madrugada cuando le estaba llamando solo le asegure que estaba bien y que había sido un error pero al mencionarle la conversación que habíamos tenido por la tarde ella no comprendió pues aseguraba que no había existido esa llamada, en instinto para no preocuparla solo le dije que estaba con sueño y que solo era confusión de horarios que pronto la llamaría nuevamente.
Me quede fría sobre el borde de mi cama observando el paisaje de mi ventana pero mis ojos lo veían tan lejos que parecía que todo lo veía desde cierta perspectiva de cristal me acerque a la ventana abriéndola para mejorar mi vista pero era imposible talle mis ojos lo suficiente para ver mejor pero nada funcionaba estaba realmente asustada pues no sabía lo que pasaba, pareciera que estar frente a la pintura que inicio con mi obsesión por saber más de su rostro y aquella sonrisa misteriosa me estuviera cobrando algo o arrebatándome algo.
Me deje caer de rodillas y tape mi rostro sollozando no sabía si esto era real o mi obsesión me estaba llevando al borde de la locura no lo sabía con exactitud pero estaba terriblemente confundida.
La respuesta está frente a ti dijo una voz susurrando a mi oído. No quise si quiera averiguar de dónde venía la voz pues me asustaba la idea de girar y encontrar más alucinaciones.
—¿Qué acaso no sabes que siempre existe un precio que pagar? ¿No recuerdas la promesa que hiciste en la fuente? Ahora eres mía. — Esas palabras me hicieron estremecer pues la voz me hizo recordar mi camino hacia el museo y es que si lograba verla ese mismo día yo me quedaría con ella para preservarla y así lograr que más personas lograran admirarla por mucho más tiempo.
Había entregado un deseo sincero pero sin pensarlo demasiado a la fuente de Saint Michel, no lograba creer que las leyendas fueran ciertas solo lo hice como muchas cosas en mi vida por entera curiosidad y en esta ocasión aquella curiosidad me estaba consumiendo y cobrando poco a poco el camino que había recorrido para llegar a Paris.
Todo a mi mente vino en pequeños flashbacks, desde vender todos aquellos tesoros que mi abuela me heredo como el que yo misma busque la manera de parecerme a Lisa, porque era lo único que realmente me daba una gran satisfacción las miradas en la gente eran algo que yo deseaba.
La voz comenzó a escucharse tan cerca de mí que sin levantar la mirada note la sombra de una mujer a mi lado trate de incorporarme cuando una mano ayudo sostenerme al observar el rostro de quien era la persona que estaba conmigo en la habitación era la propia Lisa Gherardini dedicándome una amplia sonrisa y ahí estaba la respuesta que muchas rondana por mi mente si ella sonreía ahora mismo observaba la maliciosa pero divertida sonrisa de la Monalisa.
Por Kimberly Patricia Juárez Vázquez
De nacionalidad Mexicana. Vive en el Estado de México. Participante en distintas convocatorias de diversas revistas digitales con diferentes temáticas buscando siempre con sus relatos y escritos mostrar diferentes perspectivas y crear empatía. Un placer e ilusión participar en las convocatorias en la comunidad de Cósmica Fanzine que siempre reciben con los brazos abiertos sus escritos.
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