El velorio comenzaba y los cuchicheos continuaban.
—¿Cómo murió? —preguntó un pequeño al hombre de sombrero.
El señor le miró asustado, no creía aquellas palabras, no sólo por lo absurdas que sonaban sino porque él, o mejor dicho “ella” lo dudara ¿Cómo era posible que no lo supiera? Todos le veían sorprendidos a espera de la respuesta inmunda, incluso las sombras se vieron enganchadas a tal hecho que no les importó ser mojadas por la brisa de la lluvia helada. Esperaron, todos lo hicieron, incluso la oscuridad lo hizo, parecía que de aquello dependiera sus existencias, aunque tal vez así lo era.
—Ella… Ella… No… No lo sé —respondió con ojos cansados, dejando a la vista sus huesudos y carcomidos pómulos.
El niño le cogió con fragilidad de la mano, caminaron juntos hasta aquel bello paisaje, los pájaros cantaban y a lo lejos una mujer anciana se miraba, todos los demás admiraban llenos de intriga la extraña escena, todos excepto dos mujeres de cabelleras largas, aquellas que se resignaban a la realidad de la que los otros esperaban con ansias.
Una vista plena y confusa era todo lo que se observaba, ojos azabaches resaltando con el brillo mágico, un altar de gran tamaño y fotos del pasado, entonces ¿Cuál era el problema? Ninguno, era obvio pues ella sabía todo, entonces ¿Cómo murió aquella anciana? Ese era el error, la muerte desconocía tal hecho, quizá se debía a la confusión de la palabra, ella era la muerte más no la vida, aquella anciana testaruda aún no expiraba, había ganado la partida y entre los pies se había llevado a todos aquellos que ni la muerte había pensado. Ahora en plena oscuridad de una noche tranquila, ella sonreía rezando a sus difuntos familiares y mientras el sereno le golpeaba con calma, ella regalaba su última mirada a las bellas estrellas.
Por Itzel Torres
Cristina Itzel González Torres: México, 2006.
Escritora y poetisa, oriunda del municipio de San Francisco del Rincón Guanajuato. Mis padres son Enrique González Muñoz y María Cristina Torres Trujillo, soy hija menor y sólo tengo como hermano a Enrique Emanuel, quién ha sido mi pañuelo, consejero y mejor amigo. He publicado uno de mis poemas, titulado “Mariposa muerta” dentro de la antología “Renacer en primavera” con la editorial independiente “Ediciones Afrodita” la cual se encuentra ya a la venta por Amazon. Soy escritora novata que apenas comienza a zambullirse en el mundo de las letras. En un futuro me gustaría aprender a escribir con la pasión y magia que grandes maestros nos han dejado como claro ejemplo, dejando así sus almas impresas en las páginas de los libros.
Excelente ✨