Camino apurada; no debo llegar tarde a esta entrevista de trabajo. Ya no puedo acumular más deudas y aunque el cansancio lentifica mi andar, trato de sacar fuerzas de donde no las hay.
Es extraño como el tiempo pasa lento y rápido a la vez. Creí que tendría veinte años para siempre y en un parpadear ya soy una mujer mayor con dos divorcios a cuestas. Pienso por unos breves segundos en Esteban, el amor de mi vida, y trato de imaginarme dónde y cómo estará. Jamás volví a saber de él después de aquella tarde cuando el destino nos jugó en contra y su nuevo amor marcó el fin de nuestra historia juntos. Intento no llorar, mi maquillaje no debe arruinarse, pero siento tibias lágrimas cayendo por mis mejillas. Limpio el rímel corrido con una toallita húmeda y retoco mi cara. Más rímel y algo de rouge.
Miro mi imagen reflejada en los cristales de la tienda «La maison de Cocó» y sonrío satisfecha. Mis cuarenta y seis años no se notan demasiado aunque últimamente un aluvión de hormonas me esté afectando.
«Es la pre menopausia, te caga la vida» oigo resonar, dentro de mi cabeza, la voz de Laura, mi mejor amiga desde el secundario.
Respiro profundamente y meto un poco la panza. La falda que me puse parece que hubiera encogido e insiste en arrugarse sobre mis caderas; despeino mi cabello para darle un aire más casual y juvenil y entro al negocio, no sin antes besar la crucecita que siempre llevo colgada al cuello. Hoy necesito toda la suerte del mundo; conseguir un trabajo que paga tan buenas comisiones cambiaría mi vida. Me siento cansada de luchar y esforzarme, para nada.
Me pongo en puntas de pie, intentado ver por sobre los mostradores y maniquíes. No encuentro dónde están las oficinas y no quiero parecer una tonta preguntando.
Y entonces lo veo. Parado al lado de un armazón de alambre con forma de cuerpo de mujer. Él sonríe mientras viste ese absurdo maniquí hueco. Observo cada movimiento de sus manos mientras acomoda un vestido espantosamente turquesa y rojo. Mi corazón se detiene por un momento cuando veo que él me mira.
« ¡Es él, es él, es él! ¿Es él?», pienso y camino, algo tambaleante, hasta el fondo de la tienda.
— ¿Esteban? ¿Esteban Iturbe?—pregunto incrédula. Su rostro está casi igual que la última vez que lo vi. Los mismos ojos marrones y el mismo hoyuelo en la mejilla izquierda. Una barba prolijamente recortada cubre su mentón. « ¡Cuántas veces habré besado ese rostro en mis sueños!».
— ¿Qué? Yo me llamo Ignacio. Esteban era mi padre, señora. ¿Usted lo conoció?—la respuesta del joven me descolocó.
Balbuceo un par de incoherencias intentando salir del paso.
«Era mi padre. Era. Tiempo pretérito, fin de la historia», pienso.
—Hace muchos años, joven. En otra vida, ja, ja, ja—oigo mi risa nerviosa y me siento una imbécil.
Y me voy del lugar. Jamás podría estar al lado del hijo de Esteban. No podría verlo a diario, recordando a cada momento lo que sentí por su padre.
«Me enamoré de otra mujer. No quise esto pero pasó». Ese último mensaje de Esteban, escrito en un frío texto, aún me hace lagrimear.
Cruzo la avenida y me siento en un banco de la plaza San Martín.
Y lloro sin que me importe el maquillaje arruinado ni el lugar público en que estoy. Lloro por lo que no fue, por el hijo que no tuve con Esteban, por los años que pasé pensando en él, por el tiempo que deje ir.
— ¿Cómo te fue? ¿Conseguiste el trabajo? ¿Por qué llorás? Yo te esperé como te había prometido— dice mi amiga Laura, mientras me abraza.
—Ya habían tomado a otra cuando llegué—mentí. Y tenés razón Laura, la pre menopausia y las hormonas te cagan la vida.
Por Silvia Alejandra Fernandez
Escritora argentina de ciencia ficción y terror. Ha sido editora de varias revistas digitales y ha publicado en doce antologías, en formato físico, de las editoriales Dunken, Tahiel y Solaris. Así mismo ha publicado en diversos medios digitales. En la actualidad, la antología Susurros, se encuentra a la venta en Amazon.
Algunas de sus últimas publicaciones digitales son:
“Ruta 73”, Cósmica fanzine (2021)
“F.M.”, Ficción científica (2021)
“Álbum de fotografías”, Revista Letras y musas (2021)
“La secuencia exacta”, Revista Exocerebros (2021)
“Luces navideñas”, revista El Axioma (2021)
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