“Tiene mucha suerte, señorita”, me dijeron en la dirección del museo el día que terminé el servicio social de la universidad y después me anunciaron que había un contrato temporal para mí como curadora. Salí contenta, buscando la sombra fresca de los arcos de la Plazuela 450 y llamé a casa para darles la buena noticia a mis padres. Lo único que a ellos les preocupaba era el que encontrara un buen lugar para vivir, pues con el término de la carrera también llegaba el momento de desalojar mi habitación en la casa de estudiantes de la universidad. Salí con rumbo a la escuela y mientras caminaba pensaba en un plan para encontrar departamento, lo más cerca de mi nuevo trabajo que se pudiera. Me detuve en la Fuente de los Conquistadores a comprar un helado y en eso escuché un maullido, observé cómo una gata pasó frente a mí y, casi al instante, bajo mis pies vi un papel verde fosforescente, era un volante publicitario. “Se renta departamento amueblado. Cocineta, sala, recamara y un baño. Plazuela del Moral, Centro Histórico, Zacatecas. Para mayor información comunicarse al teléfono: 1989 02 10.” Y lo confirmé, en verdad tenía mucha suerte; si todo salía bien viviría a cinco minutos del museo, no tendría que gastar en transporte. Esa misma tardé acordé con el arrendador una cita para ver el lugar.
La primera noche después de la mudanza llegó a mi balcón una gata amarilla, era la misma gata que había visto en la fuente. Al principio me sobresalté cuando la vi entre las cortinas blancas, nos quedamos viendo fijamente y al momento en que intentó entrar la espanté pues justo a la mesita a donde se dirigía estaba la jaula de Lavanda, mi hámster.
Al otro día por la mañana me topé con la vecina y le conté de la pequeña visitante.
—Debe ser Leonora, la gata de la antigua dueña; desapareció días después de que la encontraran sobre el cuerpo de la señora.
—¿Cómo? ¿Murió aquí, en el departamento?
—Sí, pero no te espantes eso fue hace mucho. Era una mujer mayor, ya estaba muy viejita, murió dormida.
A Partir de ese día las visitas de la gata fueron con más frecuencia. Me daba lastima, aunque su presencia no dejaba de ser incomoda; al principio pensé que tenía hambre así que decidí dejarle atún y leche pero nunca tocaba el plato, solo se quedaba quieta tras las cortinas, hasta anoche: estuve restaurando una pintura que traje del museo, un cuadro mediano de un artista desconocido que no valía mucho, y me quedé dormida. Ella estaba en el balcón, observándome. Cuando quise levantarme de la silla el cuerpo no me respondió. La gata caminaba hacia mí a la vez que iba tomado la forma de una anciana desnuda, me sujetó del rostro con sus manos arrugadas y grises, me examinó los ojos, los oídos, me abrió la boca y palpó mis encías, poniendo énfasis en mis colmillos.
Cuando desperté estaba en la cama con la gata parada sobre mi pecho, y claramente pude ver un delgado hilo de luz entrando en mi boca y saliendo del animal; me desmayé. Cuando volví a tomar consciencia vi cómo mi cuerpo se levantó, a lo lejos, y supe en ese instante que lo que habitaba en ella ahora estaba dentro de mí. Se acercó, tomó un pincel y sentí las suaves cerdas mojando mi cara.
—Gracias por el recipiente. —Dijo.
Entonces lo entendí… ella me había encerrado en la pintura. La mirada de Leonora se clavó en mí al momento en que lanzaba una carcajada profunda y rasposa, llevó mi cuerpo a la ventana y abrió la jaula de mi hámster, mi pobre animalito soltó un chillido al ser aprisionado. Leonora volvió a reírse, esta vez con maldad y llevó a Lavanda a su boca, de una sola mordida le arrancó la cabeza mientras se acercaba a la pintura para que yo pudiera escuchar cómo masticaba su pequeño cráneo.
Por Angélica Ramos
Escritora zacatecana publicada en antologías y medios digitales como Amoxtli de Cuentos Fantásticos con “El Soldado” (2019), revista Metahumano con “Semillas Estelares” (2021), revista Extrañas Develadas con “Las Pequeñas Muertes” (2022). Participó en la Jornada de No Violencia Hacia las Niñas y las Mujeres con “La Delgada Línea” para Red de Narradoras México (2022), “Pide un Deseo” para la revista Irradiación (2023), con la minificción fantástica “Hombres Sombra” para Especulativas (2023), “Doce Semanas” y “Amantes Cósmicos” para la revista Dogevena (2024). Para Cósmica Fanzine con “Casa Vacía” (2022), “Astral” (2023), “Muñecos de Pastel” (2024) y “Pensando en ti” (2024).
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