I
De un aspecto magistral y caótico,
Mi rostro dibuja en medio de las corrientes que produce la pena
Acompañando la bendita soledad en la lujuria de mis deseos,
Ya no hay honra que merezca la tierra,
De una semilla entregada a la paz de la oscuridad
Mi mente ha quedado reseca por el sol de la tarde,
Que restriega la risa de todos los seres sobre las gotas de sal, pensando
“Le tocaré pensando en un arcoíris de cielo purpura
En medio de la profundidad que tienen los días de acero
Las rimas que no tienen sentido ¡Oh!
¡Siento que mi futuro se aleja!”
Caen los sueños sobre la precariedad de la tarde
De esta vida, jamás me permitirán perder el control
Grité a su merced ¡Oh! Cuanto le temo a la suerte
¿Y si la muerte es tan ruin, en el camino que dibujan mis piernas?
Cada vez que fantaseo de felicidad,
Bailando entre la espuma de aquellos peces cansados
¡Ea! Me destruye tanto su cuerpo,
Que, hasta el olor de las cadenas,
No la tendré nunca entre el hedor de mis miedos
Por Andrés Yunda
Andrés Camilo Rodríguez Yunda. Bogotá, Colombia. Estudiante de licenciatura en Humanidades, lengua castellana e inglés en la universidad distrital. Escribe cuento, crónica y poesía.
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