Mi laberinto encefálico
libera nudos,
ata y desata
una rabia venenosa
en medio de un reclamo craneal.
Camino en círculos,
tejo otras siete puntadas
cruzo, arriba y abajo
de izquierda a derecha,
amarro y engarzo con doble vuelta
una mortaja
para silenciar palabras impuestas
por la dictadura de estereotipo
Entierro argumentos
que laten sangre,
cierro el sarcófago de lo antiguo,
limpio una pátina de lagrima viejas,
telarañas de amargos vestigios,
y me despido de besos ausentes.
Camino de frente,
me acerco al espejo
-Mi paredón de confrontación-
abrazo la historia escrita entre los resquicios de mi piel
y me observo fijamente
evitando el parpadeo.
Le pregunto a mi alma,
¿que es lo que ves?
me responde y no lo creo:
—Yo observo a una mujer que por fin perdió el miedo.
Por Aura Guerra-Artola
Aura Guerra-Artola. Nicaragua, 1986. Licenciada en Mercadeo y Publicidad y Gastrónoma.
Es egresada del Laboratorio de Novela Nicaragua. Ha publicado textos de narrativa, poesía y microrrelatos en distintos medios nicaragüenses e internacionales. Es colaboradora activa de medios escritos en su país y escribe para sus dos blogs personales: Un Toque Divino y Mi Alma Salió a Escribir.
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