Marcos entró algo nervioso en la habitación, tenía la mitad de un cigarrillo encendido y miró con atención, sentía que ya había estado en ese lugar antes. A su izquierda se encontraba colgada en la pared una vieja fotografía de unas personas que no reconoció y al lado de aquella imagen, una pintura de un paisaje que mostraba un pequeño barco navegando a través del horizonte y ahora se mezclaban con enormes manchas de sangre producto de los horrores ocurridos la noche anterior.
También se hallaba una vieja lámpara rota en el suelo, a su lado, una silla con su mesa de noche destruida junto con un florero azul y cinco girasoles secos, el teléfono anunciaba su desconexión con su cable doblado y roto. Un cepillo, apliques para el cabello, esmaltes de diversos colores, maquillaje y algunos perfumes que se encontraban sobre la peinadora, ahora estaban en el suelo al igual que las prendas de ropa que se encontraban dentro del gavetero, las huellas de calzado ensangrentadas por doquier, teñían por completo la alfombra y era una clara evidencia que la víctima se aferró a la vida con todas sus fuerzas.
El espejo partido mostraba un trozo faltante, posiblemente el arma homicida usado en aquel aberrante hecho. Sobre la cama destendida, las sábanas blancas manchadas daban una señal clara que allí fue donde se perpetró el crimen. Una gruesa cobija verde con círculos negros, ocultaba la gran ventana panorámica cuya vista daba al edificio de enfrente y al mismo tiempo opacaba un poco la luz y el ruido del tráfico de la ciudad.
El sonido del agua que provenía de la regadera abierta, hizo que Marcos se dirigiera hacia la derecha donde estaba el sanitario que a pesar de todo aquel desastre se mantenía impecable, intacto, las toallas limpias, ordenadas en su lugar y aún podía olerse a lavanda con un toque de vainilla. Corrió la cortina de la ducha y cerró la llave, nuevamente miró la habitación desde la entrada del baño.
Pensativo, observó a su alrededor y sólo una duda rondaba en su mente ¿Qué pasó allí?, pudo percatarse que debajo de la cama, sobresalía un calzado marrón acompañado por una parte del pie de la víctima. Se acercó lentamente y fue descendiendo hasta quedar al nivel del suelo, suavemente levantó la sábana que lo cubría, detalló la vestimenta: un pantalón marrón, la correa blanca con una franela naranja de su equipo de béisbol favorito, con el nombre Moli en letras mayúsculas y de color verde, en su mano izquierda un reloj negro con correa roja de semicuero daban las tres y en el dedo anular un aro de matrimonio.
Su cabello negro, largo y rizado ocultaba por completo su rostro, lentamente fue retirándolo, estaba impaciente por reconocer ¿quién era la víctima?, la cara de espanto de Marcos mostró lo atroz, el trozo de vidrio faltante atravesaba su cuello, sus ojos abiertos mostraban asombro, tal vez desconcierto o sólo suplicaban, nadie podía saberlo con exactitud. La boca estaba entreabierta, como si con su último aliento tratara de pronunciar sus palabras finales.
Marcos no daba crédito a lo que veía, no lo podía creer; pero ¿cómo podía ser posible?, ¿En qué momento sucedió?, ¿A caso habría un motivo qué justificara aquel terrible hecho?, ¿Cómo es que se encontraba allí tendido, inerte, sin vida?, bajó la sábana, se puso de pie tambaleante, desconcertado, impactado y se dirigió a la puerta e intentó salir apresuradamente de ahí.
De pronto escuchó el llamado de una dulce voz que se acercaba a la habitación, Marcos perfectamente la reconocía, era su gran amor Heidi, que en fracción de segundos se encontraba frente a él atravesándole el cuello con un trozo de vidrio, mientras su voz entrecortada pronunciaba sus últimas palabras ¿Por qué?.
Marcos exhalaba su respiro final.
Por Heidi Carolina Molina Duque
Magister en Ciencias mención Orientación de la Conducta.
Licenciada en Educación Integral con área de concentración en lengua.
Inicia en el arte de la escritura a mediados del presente año (2023), participando en concursos literarios y colaborando en diversas publicaciones digitales:
- “Mi abuelo y yo”. Centro de Jubilados y Pensionados Centenario-Pergamino. Argentina.
- “Bendita Juventud” (Antología de Fotopoemas). Unión Mundial de Poetas por la Paz y la Libertad, filial Bolivia.
- “Propuesta”. (Antología Microdragones). Diversidad Literaria. España.
- “Hora de Cenar”. Revista Literaria El Creacionista. México.
- “No pierdo la Esperanza”. Organización Derechos Humanos Integrales en Acción, A.C. (DHIA). México.
- “Cada Octubre” Diploma de tercer lugar en el concurso Celebraciones macabras 2023, realizado por el grupo literario El Legado. México.
-“Reencuentro”. (Antología Luz de Luna). Diversidad Literaria. España.
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