Al llegar a los dieciocho, Tania debía enamorarse de Hugo, quién había esperado con ansia el momento en que le confesaría su amor. Ese era su destino ¡amarlo a él y a nadie más¡ pero cometió el error de permitir que ella lo llamara, padre.
Llegado el momento, Hugo no supo que hacer cuándo ella entró corriendo al despacho,como una chiquilla loca y le comunicó la grandiosa noticia que lo dejó sin aliento. De pie frente a él, con mirada juguetona y la sonrisa más hermosa y cruel que le hubiera visto nunca, le confesaba estar enamorada de un mocoso de veinte, sin profesión alguna, sin ambiciones y sin dinero. Por un momento su rostro se descompuso y le gritó desconcertándola ¡Eso es imposible! ¡reacciona! estás por cometer el error más grande de toda tu vida.
Ella pasó de la alegría al llanto sin comprender.
Le dijo que Javier es el amor de su vida y sólo necesita su permiso para comprometerse en matrimonio. Le hizo saber que continuarían en la escuela de medicina y podrían ayudarlo en sus proyectos genéticos.
Sintiendo que el piso se hundía bajo sus pies, Hugo la recorrió con la mirada. Desde los pies rosados, calzados por finas sandalias de hilos dorados, fue subiendo por las bien torneadas piernas que dejaba al descubierto su pequeña minifalda, subió hasta el breve talle, luego hasta su busto que subía y bajaba por los sollozos, continuó por el negro pelo que caía ondulado sobre sus hombros desnudos, fue hasta sus carnosos labios para terminar perdiéndose en la profunda mirada empañada por el llanto que ya fluía hasta su corazón destrozado. Sus ojos se aguaron y se giró de espaldas a ella cubriéndose la boca para acallar el secreto que estaba por brotar en un grito de dolor y desesperanza.
¿Cómo decirle lo que por tantos años había callado? ¿cómo decirle, que era ella su único y verdadero amor? Que la había esperado media vida después de haberla perdido en una ocasión, y ahora ella ¡pretendía irse con otro!
Padre, así dejó que lo llamara ella, ¡él se lo había permitido! y ahora no podía cambiarlo.
¡Cómo decirle, que debía amarlo sólo a él! Por un momento pensó que algo había echo mal durante el proceso. ¿pero que? Ella es igual a su novia fallecida ¿Qué había fallado?
Recordó el primer día que la vio. ¡No, a aquella chiquilla loca, no! Si no a aquella de la que se enamoró veinte años atrás. Ambos habían ingresado al primer semestre de medicina, comenzaba a tocarse el tema de la clonación, de las células madre y el ADN. formaron un equipo con el maestro Joaquín Estrada, para adentrarse más en las investigaciones. Por la mañana estudiaban y por la tarde noche se reunían en el laboratorio del Doctor Estrada para realizar sus investigaciones. Combinaron los estudios con el amor y fueron muy felices. Viajaron con su maestro a estados unidos y Canadá. Acudieron a cursos y diplomados que les fueron muy útiles en sus investigaciones. Fueron testigos en la clonación de animales en Japón y apasionados por la ciencia, se ofrecieron como voluntarios en futuros experimentos para clonación de humanos. Estudiaron su propio ADN. Se adentraron al mundo de las células madre. Observaron la regeneración de un corazón que ya carecía de toda esperanza de vida y vislumbraron el augurado futuro como científicos, que les aguardaba. Sin embargo, la vida hizo un cambio de planes.
Mientras nadaba en la alberca de su casa, Tania sufrió un desmayo que la llevó hasta el fondo y cuando la encontraron sus Padres, varias horas después, ya flotaba su cuerpo sin vida. Hugo creyó enloquecer de dolor al ver que su augurado futuro quedaba entre las llamas del crematorio y después en una pequeña caja.
Rodeado por el misterio que deja la muerte de un ser amado y negándose a la pérdida, Hugo robó los expedientes clínicos, pruebas de laboratorio y todo cuánto tenían de su amada Tania y se fue al extranjero. Cuándo regresó, varios años después, traía consigo a una pequeña de cinco años que le llamaba padre. La llevó con sus abuelos maternos pero se enteró que habían fallecido por la pena de perder a su única hija.
Se las arregló para dar educación a su pequeña y realizar sus investigaciones posteriores. Desde antes que naciera ya sabía cómo debía educarla. Mandó a la pequeña Tania al mismo kinder al que fue su amada. A la misma primaria, secundaria, prepa y por ultimo a la misma universidad.
Gracias a que se había convertido en una eminencia, director del área de trasplantes del hospital más pudiente, fue que pudo con la educación de su “hija” que a pesar de todo lo es, porque él le dio vida.
Recordó cuántas veces la observó con ternura mientras dormía, anhelando su juventud, la edad en que debía enamorarse de él, quizás lo recordaría y entonces podría confesarle la verdad. Ella entendería y podrían ser felices, lo documentarían y hasta podrían obtener un reconocimiento científico. Pero al verla frente a él confesándole su amor por un chico de su edad comprendió que había llegado demasiado lejos jugando a ser Dios y quizás ese era su castigo. Tania, al ver que su padre no reaccionaba, salió corriendo del despacho hasta su habitación, regando su llanto por toda la casa.
Hugo creyó enloquecer de dolor como el día en que la perdió por primera vez.
A punto de enloquecer se encerró en su despacho, se refugió en sus investigaciones, queríasaber ¿Por qué ella no lo reconocía? Si ya tenia la edad en que debía enamorarse de él. Se observó en el espejo del baño y se miró viejo, pese a ello, sus canas lo hacían verseatractivo. No era el mismo veinteañero del que Tania se enamoró pero había confiado en que su corazón lo reconocería.
Salió de la casa preso de angustiosos pensamientos, como aquella vez en que pensó en regresar a la vida a su amada mediante la clonación, ahora pensaba en matar a su oponente. No entendía porque ella no lo reconocía como el amor de su vida y percibía que ya se había entregado al otro.
Las respuestas que no encontró en la ciencia debió buscarlas del lado espiritual. Dirigió sus pasos tan pesados como un lastre hasta el interior de una iglesia, ahí encontró a el padre Anselmo, quién le hace ver el lado espiritual de su logro científico. Le cuenta que cuándoel doctor Frankenstein enloquece de dolor al perder a su amada, logra atraer su alma a un cuerpo destrozado. Entonces ella quema su cuerpo, renunciando a la pobre vida que aquel le ofrecía. Caso contrario, él logra crear un cuerpo hermoso igual al de su amada pero con un alma que no es la de ella, porque al morir dejó que se marchara al mundo de los muertos. Tania es igual a su amada muerta, pero su alma es otra que nada tiene que ver con él. Hugo creyó, quiso creer que el párroco tenia razón y comenzó el duelo que hacía mucho debió vivir. Guardó el secreto científico y colocó en la estancia de su casa una gran fotografía de la mujer que dijo era la madre de quién aprendió a ver como hija y no como la mujer que se negaba a olvidar.
Pero un secreto como aquel es muy difícil de ocultar. El doctor Estrada le sigue los pasos muy de cerca y desea ser participé del éxito de la primera clonación humana.
Por Silvia Pérez Rodríguez
Egresada del curso de creación literaria, Amparo Dávila de cultura Jalisco. A publicado en diversas Antologías de cuento y mini ficción físicas y digitales como: El creacionista, la revista digital minificcion, cósmicafancine, la pluma Azul, Aullidos.com y la revista ISSU de micro ficción de la secretaría de cultura y el Gob. De Jal.
Con mención honorífica y segundo lugar en concursos de cuento, en Zapopan, Ajijic. Tlajomulco de Zúñiga jal. Y en Todos somos inmigrantes de Gpo. Editorial Benma. Que le abre la puerta para publicar en siete Antologías de dicha editorial. Así cómo en Cotidiano de infinita, cortó circuito de la BUAP.Participación en lecturas públicas presenciales y digitales vía zoom, Skype y meet a nivel nacional e Internacional.
Creadora de calaveras literarias, convocatoria por nuestros escritores, de la Librería Estación de Lectura. Del (FCE)
Y Antología de cuentos infantiles: sobre la tela de una araña, de Editorial MOMO
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