Una vez más me hallo observando el firmamento. Mis delgadas manos parecen acariciar desesperadamente el cielo, tratando de alcanzar las estrellas y sentir que soy una con ellas. Mis ojos contemplan los astros en busca de una señal, tal vez una luminosa supernova o la aparición de la bella constelación que mencionabas seguido por ser tu preferida, y así mantener mi esperanza por saber de tu regreso.
Recuerdo que al notar tu mirada posada en mi, el alma me vibraba cual sororo campanario de Iglesia al ser tocado a medio día. Si, con esos ojos que me vislumbraban cual libro abierto me bastaron para quererte. Y solo cuando nuestros dedos se entrelazan, ambos mundos se conectan.
Mi cuerpo deseoso del tuyo, buscaba la cercanía de nuestra piel; y con el rastro de los destellos púrpuras que tus caricias dejaban sobre ella, reías por tan maravillosa peculiaridad.
Añoro tu sedosa cabellera albina ondeada por el viento, y mi deseo por volver a contemplar esos ojos color lavanda que admiraban mi hogar llamado Tierra, se hace más presente, pues tomadas la una de la otra, explorábamos cada rincón de ella.
Me encanta decir “nosotras” aunque no estés conmigo, pues me hace sentir más cerca de ti.
Sé que tu regreso será pronto, y lo espero con ansias pero mientras tanto, besos hasta la Luna…
Por Itzia L.P
(H. Matamoros; Tamaulipas, 2001)
Estudiante de Nutrición. Miembro del Taller Alquimia de Palabras. Finalista de la Convocatoria Literaria Horus 2022. Participó en la antología “La Fantasía en todas sus formas”. Publicada en revistas como “De la Tripa”, “Buenos Relatos”, “Elipsis”.
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