Olor a niebla disuelto entre mis manos.
Extraña sombra desdoblando sus contornos.
Erosión mineral del tiempo.
Ignoro la sucesiva escritura de la noche, su altitud de universo disgregado.
Soy apenas murmullo en la eternidad del vértigo.
Esta penumbra: diluvio de obsidiana
es hiedra enraizada hasta la recóndita ramazón de mis huesos.
Por Marlene Pasini
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