Aquí estoy, perdida entre el sueño y la vigilia. Mis manos buscan desesperadamente tu piel en la gélida superficie de las sábanas. Una suave caricia en mi cintura despierta una descarga eléctrica en mis sentidos, y descubro tus manos viajando sobre mi piel. No puedo evitar gemir cuando tus labios se posan sobre mi cuello. Tus manos se entrelazan con las mías, se deslizan hasta mi pecho, mientras mis labios buscan los tuyos en la oscuridad, anhelando el sabor de tu boca y la caricia de tu lengua.
Tras unos minutos de intenso jugueteo, tus dedos avanzan sin reparo sobre mis pezones, mezclando dolor y placer hasta nublar mis pensamientos. Desnuda ante ti, vulnerable y a merced de tu tacto y tu boca, me siento totalmente entregada. Te has convertido en un bebé hambriento, succionando de mis pechos con la voracidad de tus labios y dientes, tal vez quieras convertirte en la próxima representación de Hannibal Lecter. Mis dientes se clavan en mi lengua para contener los gemidos que amenazan con brotar, mientras el sabor a hierro se intensifica en mi boca y suplico por un beso que selle mis labios en medio de este gozo salvaje que invade cada célula de mi cuerpo. Tu cuerpo sobre el mío, te alimentas de la sensibilidad de mis pechos mientras tu mano libre juega con mi sexo. Acaricias la superficie húmeda de mi clítoris con la yema de los dedos. Quizá debería transformarme en vampira y reclamar con mis dientes la superficie de tu cuello, tal vez el sabor de tu sangre calme mi sed y silencie el canto atrapado en mis cuerdas vocales.
Si te soy sincera, no quiero ni respirar. Quiero perderme en tus besos hasta que la línea que divide tu persona de la mía desaparezca. Mis manos te buscan con timidez e inocencia, mientras mi boca ansía tu sexo, saciando su hambre con gula, vanidad y un toque de lujuria. Siento tu sabor en el fondo de mi paladar, lo arropo con la humedad de mi lengua y acaricio con el interior de mis mejillas. Solo quiero que me recompenses por haber sido una buena chica.
«Gime para mí, no te contengas…» Pienso, mientras tus manos me apresan, sin intención de dejar que me detenga. Juego contigo, torturándote en medio del placer como tú lo haces conmigo, buscando entender esa pasión que me llena de orgullo junto a tu orgasmo. Atinó a escuchar un gemido bestial de tu parte y tras ello, una sensación agridulce amenaza con escabullirse por la comisura de mis labios.
Desconectados del tiempo, perdidos de la realidad, nuestros corazones laten desbocados en esta travesía de calor irracional. Nuestras manos se buscan en la oscuridad, nuestros labios ansían volver a acariciarse. No me importa repetir el mismo procedimiento, si es contigo, sé que lo disfrutaré.
Tus manos buscan mis senos mientras las mías recorren la anatomía de tu cuello. Entre gemidos, estamos perdiendo la línea que nos dota de autonomía. Busco tus besos como alimento y tú disfrutas de las proporciones de mi cuerpo; relegados a los mismos patrones de comportamiento, siempre jugando al lobo y a Caperucita. Una caldera de sentimientos infla el interior de mi corazón, transfiriéndose directamente a mi intimidad. Es entonces cuando amarte se convierte en una adicción, una droga que estimula mis sentidos solo en los momentos en que nos entremezclamos con pasión. Quiero sentirte en mi interior, confundir el placer con el dolor, y gemir sin reparos tu nombre acompañado de un “te quiero” o “te amo”, hasta sentir cómo el calor de tu semilla me invade por dentro.
Es tarde en la noche y mi mano busca la tuya en un acto instintivo. «El mismo patrón de comportamiento, ¿eh?» Pienso para mis adentros, mientras entrelazo mis dedos con los tuyos y dejo que mi cabeza repose en tu pecho. Cierro los ojos, pero antes me pregunto: «Durante el día… ¿en qué clase de extraños debemos convertirnos esta vez?»
Por Bruna Radija K. Bermudes
Escritora brasilera, quien vive en Santa Cruz, Bolivia. Su amor hacia la literatura comenzó a una edad temprana, cuando todavía desconocía el idioma hispano. Hace dos años, de manera sorpresiva, esta joven autora ha visto su carrera literaria— que ya veía frustrada hacía unos cuantos años— iniciada a raíz de su debut literario en la revista digital radicada en España:. “Tiempo de Poesía” con su poema titulado “Palabras”, dicha publicación la llevó a gozar de cierto reconocimiento mediático gracias al periódico Panorama Cultural y la revista Diafanís. . Tras ello ha sido publicada en sellos como Anacronías, NinfaEco, Cósmica Fanzine y Verso Inefable, en el último, además de figurar en varias antologías, es creadora de contenido para su página y tiene una columna semanal conocida como Rincón Otaku. También ha sido parte de varias publicaciones en revistas como El creacionista y Revista Iguales. Cuentos como “Ojos verdes en la oscuridad”, “Mi querida Elizabeth”, “Hermanito y hermanita”, “El último deseo de Camille” y “La princesa y la luna”, también poemas como “2016 y una navidad que no puedo olvidar”, “Deseo de solo sentir” y “Si fuera a irme”, marcan un antes y después en su trayectoria como autora y son muestras de su crecimiento y avance constante ante la única meta de cumplir sus sueños.
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