Ha cerrado el bar.
Ha bajado definitivamente la persiana,
como definitivamente tú cerraste los ojos con los que me mirabas.
El eco del hielo en el vaso
es sólo un recuerdo
que pasa despacio cuando transito la acera
vacía del velador en que yo aposté que me querías.
Se van acabando los lugares donde te quise.
No hay mesas donde me proponen besos
los instantes y tú.
En la plaza siguen riendo los amores,
y yo voy con la envidia en los bolsillos
y una esperanza resbaladiza que no sabe encontrar su sitio.

Por Dolores Lozano Capitán "Bruss"
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