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Poemas de noviembre


DIALÉCTICA DEL BESO


Hay besos eternos

que están destinados a no juntarse los labios,

que solo se dan con el pensamiento

que existen, aunque aún no hayan nacido,

besos que permanecen quietos como si vivieran en un letargo

sin que el aire les quite la humedad,

besos que saben que nunca desplegarán la saliva

o moverán un músculo.


Si yo te besara

ya no habrá camino hacia la noche,

ni espera ni angustia.


Si yo te besara

ya no sería eterno

porque habrá nacido entonces el primer beso

y tendrá una muerte segura:

de un beso a otro, de ese otro a otro,

hasta abandonar por fin esa boca,

en la muerte del cuerpo

o al mudarse por completo a otros labios.



Yo ya no sé si besarte:

morir sin tocar tus labios,

pero vivir

o morir al primer beso.

 

EL RELOJ ES EL HOMBRE


Duelen los años que pasan

porque surcan el rostro, a su paso.

El tiempo marca con su cuchillo de luz

la carne que se angustia y desgasta campanas en el corazón.


El tiempo es una prisión

una tumba bellísima

que guarda cosas preciosas

que se almacenan en alguna parte del cuerpo

y se quedan ahí, triste como un almacén abandonado

donde las cosas parecen maniquíes

que ríen con su aire mudo.


Y los amaneceres se repiten.

Y las noches siempre son el mismo cadáver tendido sobre nuestros ojos,

la primera muerte que reconocemos al nacer

el primer llanto que ofrecemos a la luz que se va.



Se llora también en el sueño,

Porque también ahí hay día y noche

que marcan las manecillas del reloj,

porque el tiempo es el invento más angustioso que se haya creado.

Su forma, el reloj

no es más que una pequeña cárcel que cercena los ojos


El reloj parece un latido de lo que se mueve, de lo que grita

de lo que espera, de lo que perece.

No hay amor que no piense sin tiempo.

Ni dicha ni desgracia que se juzguen por sí solas.



El tiempo se parece a una palabra vigorosa

no dicha antes de la muerte:

Tú eres su existencia.


Más allá de ser gusanos sobre la madera

el tiempo seguirá su tic tac infinito.


El hombre es el reloj más irreductible que haya sobre la tierra.

 

Por Gerardo Almaraz

(Oaxaca, 24 de septiembre de 1996).

Egresado de la carrera Ingeniero Agrónomo con Especialidad en Sociología Rural por la Universidad Autónoma Chapingo (UACh). Ganador del certamen poético “Emiliano Zapata” convocado por el Comité Ejecutivo Estudiantil (CEE) de la Universidad Autónoma Chapingo, en 2017. Participó activamente en un recital poético en la Radio Estudiantil de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, durante su estancia en ese país en el 2018. Premiado por obtener el primer lugar en el Primer Certamen Poético convocado por la Dirección General de Difusión Cultural y Servicio de la UACh, 2018. Formó parte del taller de poesía del Instituto de Creación Literaria Xavier Villaurrutia en la Ciudad de México, 2019-2020. Actualmente publica sus poemas en la revista estudiantil Crisol; y escribe artículos culturales para la revista mexicana El Informador Obrero.



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1 comentário


Karol Itzel Mejía
Karol Itzel Mejía
03 de dez. de 2021

Me gustó mucho 🥺 y tiene razón el tiempo siguiera hasta dar su fin <3

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