Llegué allí como un niño,
en los márgenes de un
libro,
cazando sueños,
el lenguaje me atrapó,
enfermo de lo contrario,
de símbolos y señales.
Morí en sus ojos oscuros
para ser revivido en sus
labios,
que saboreaban la prosa.
Lentas son mis palabras
cuando individualizo
cada una de sus pecas.
No me sorprende,
hay respaldo científico
en querer contar
cada uno de sus lunares.
Especulo
si mi humanidad
me evita devorarla a
besos.
Doloroso,
cuando ojos inquisidores
de planetas y galaxias
lejanas, ansían
descubrirla.
Su existencia,
me enmudece.
Su importancia me hace
llegar tarde a los
paréntesis de advertencia.
Para el lector racional,
soy un preso.
El amor me enseña
a hablar diferente,
a caminar sin sentir el suelo
debajo de mi,
a convivir
con un nudo en la garganta,
recordatorio de que Ella,
aún no me ha visto.
Subsisto,
con mi penoso cálculo
de niño de primer grado.
TE AMO,
mucho más que ayer.
Por Pamela Solange Villanucci Herrera
(Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina)
Me gusta escribir, quiero plasmar los sentimientos y las sensaciones en letras que buscan marcarse en el espacio físico del papel.
Uno de mis textos ha sido publicado en la Antología “ Entre Raíces”, convocatoria realizada por el centro cultural “La Terraza”
Dos de mis textos han sido publicados en la Antología “Esta tierra es nuestra”, convocatoria realizada por editorial “Trazo Lunar”
Uno de mis textos ha sido seleccionado por la Revista Isotopía, Convocatoria ECOS: crisis y esperanza, historias de resiliencia.
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