Ríe, ríe a carcajadas, ríe alto, tan alto que tu risa haga retumbar a los rincones más escondidos de esta ciudad viuda. Viuda y desconsolada porque la muerte vino a buscar la alegría que estremecía sus calles. Así que ríe. Porque al menos, por un instante, una estrella, la más brillante del firmamento, alumbra con todas sus fuerzas a esta solemne ciudad.
Ya pasada la medianoche, y a la luz de las velas, vienen a mi memoria las palabras que mi madre me había dicho unos meses antes. Hasta ese momento no había comprendido como era posible que la risa de alguien pudiera iluminar un lugar. Mucho menos una ciudad entera.
Y entre risas ahogadas, con el estómago doliendo, lágrimas en las mejillas y pausas cortas para recuperar el aire, lo entendí.
Ya no necesitaba las velas; ni siquiera la linterna del teléfono de mi hermano podía alumbrar tanto como ella…
En la calle sólo había silencio. Esperaba que los vecinos estuvieran felices con la melodía estrepitosa de su risa. Tan felices como yo. Qué pena con ellos, la verdad. Pero las explosiones de humor ya no eran tan comunes en ella desde que el monstruo… aquel cruel monstruo de mirada fría, sediento de poder y aire devastador, se llevó su paz.
El tiempo es cruel y a nadie quiere, dice la canción.
Y en este caso, no fue la excepción.
Papá reía, incapaz de hablar. Y en cada pausa, la miraba como reafirmando, aun después de tanto tiempo, su amor por ella.
Mi hermano ya no sabía qué decir para defenderse, porque una vez más, las risas infinitas eran sólo burlas hacia él.
Mi corazón siente nostalgia al ver ese cuadro tan pintoresco a pesar de la penumbra.
Ríe, ríe a carcajadas, ríe alto, tan alto que tu risa haga retumbar lo a los rincones más escondidos de esta ciudad viuda…
Aún recuerdo su voz, aún recuerdo el sonido de las risas, el sabor amargado de quienes comparten alegrías en medio de duros momentos.
Mi voz se quiebra y lloro. Lloro porque ya no son sus latidos la dulce melodía que sana mi corazón roto. Porque ya no son los abrazos de él mi lugar seguro. Porque ya no son las burlas hacia el pequeño mi medicina para un buen día.
Lloro porque los dejé muy lejos. O quizás ellos se fueron. O tal vez todos nos consumimos.
Lloro porque el tiempo es incapaz de detenerse, aunque hace mucho ya que dejó de correr.
Lloro de alegría y tristeza, al rememorar ese momento, mientras observo la estrella más brillante, porque al fin lo entendí…
Mamá siempre tuvo razón…
Esa noche, riendo a carcajadas, aun con una ciudad que agonizaba en la oscuridad, nosotros… éramos luz.
Por Johana Rojas
Nací en Caracas, Venezuela, pero siempre he vivido en Guarenas, un pueblo a treinta minutos de la ciudad. Este pueblito no es tan chiquito y no es precisamente lindo. Aunque mi mamá se empeñe en decirme que es mi casa y me tiene que gustar; la verdad es que, no está tan mal.
Me gradué del colegio hace cuatro años. Tengo gran afinidad con el arte, mi sueño siempre ha sido ser actriz, esto me llevó a cursar la licenciatura en Teatro mención Actuación en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) aquí en Venezuela, la que me encuentro culminando.
En 2019 apareció en mi vida una oportunidad para seguir creciendo académica y profesionalmente, desde entonces soy becaria de la Asociación Venezolano Americana de Amistad (AVAA), donde me he formado en áreas como empoderamiento, gestión de sí mismo y TIC’S. Así como en inglés y como voluntaria en diversos proyectos sociales.
En el mundo del teatro he tenido experiencias inigualables como asistente de producción en la obra “Bendito Celular, la comedia Down”, la cual trabaja con personas con Síndrome de Down como un proyecto de inserción al trabajo a través del teatro.
A lo largo de los últimos años he realizado diversos cursos a nivel artístico y he participado en diferentes concursos de escritura en mi país. Escribir siempre ha sido mi forma de desahogo ante la vida, para superar malos momentos y dejar plasmado los buenos. Buscando aprender más sobre las formas de escritura y crecer más en este ámbito me otorgaron una beca en el Taller de Escritura Creativa de la Fundación de Investigación y Desarrollo de la Universidad Simón Bolívar (FUNINDES-USB) la cual curso actualmente.
Comments