Humano X1M
El extraterrestre abrió la puerta y se topó con la oscuridad. Activó la luz blanca que iluminó el centro de un cuarto gris.
Sólo se veía el cuerpo desnudo del individuo X1M. Estaba de espaldas. Tenía el pelo suelto, un poco despeinado y le pasaba sus hombros; era ligeramente ondulado y canoso, gris-plateado. Su piel era blanca, como si nunca hubiera salido al sol; tersa, como una hoja de papel; y resistente, como el tronco de una palma. Tenía lonjas hacia los lados que se veían como sábanas dobladas y que le daban arrugas a la piel de su espalda y sus nalgas. Por alguna razón, su cuerpo parecía expedir una calidez agradable que contrastaba con el metal frío de las paredes y el piso de la habitación.
Han pasado varios días humanos desde que enviaron al individuo. Hasta el momento no se ha volteado ni ha intentado comunicarse con el extraterrestre, a pesar de que éste ha venido a verle para aprender de y sobre los humanos.
Por las observaciones que había hecho de la Tierra antes de entrar en contacto con los humanos, el extraterrestre sabía que, en general, ellos se clasificaban a sí mismos como femeninos o masculinos. Todavía no estaba seguro de cómo se clasificaba el humano X1M. Algo en él le hacía pensar que era una mujer; tal vez era por cómo estaba parada, por la suavidad de su piel o por la calidez que emanaba de ella.
Tampoco sabía cuáles eran sus emociones o pensamientos, ni siquiera si estaba consciente de estar en presencia de un extraterrestre.
¿Por qué habrán mandado a este humano en particular?
Por Mijal Montelongo Huberman
Nació el 25 de agosto de 1996 en la CDMX. Creció en Tampico, hasta que fue a estudiar Biología en la UNAM. Ahora estudia una maestría en Ecología. Le interesa ser traductora. Siempre acompañada de libros, perros y gatos.
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