¿Por qué no me dijiste que no te gustaba? - Me preguntó mientras íbamos en el tren.
Miré hacia afuera y subió una mujer embarazada. Todos se hacían los dormidos. Yo también quería fingir. “Decir que no tenés atracción no significa que no te guste”, le dije en mi mente. No pude decirle nada de la boca para afuera. El murmullo colectivo estaba detrás de mi nuca. Solo me incliné hacia él y le sonreí.
Decime por qué no te gusto yo, entonces. Si no me deseás, no te gusto.
Qué incomodidad hablarlo en un transporte público, pero al parecer mis decisiones son públicas, a todos les importan. Me atreví a decirle que me divertía hacer lo poco que hacíamos, que para mí es placentero. Es un juego. Es como mirar una película y pasarla bien. Que pasarlo con él era suficiente para mi. Le pregunté preocupada si para él no era suficiente.
No es una relación así. Para eso somos amigos. -
Quería hacerle entender que entiendo lo importante que es y por eso acepto. Que mis ganas de compartir con él estaban. También me divierte hacerlo. Repetí diversión porque la diversión no se consigue con cualquiera.
Tenemos que bajar - me dijo.
Me paré con apuro y lo agarré de la mano. Estaba caliente y un poco transpirada por los cuarenta grados que amenazaban la ciudad. El calor nos pone de mal humor. Después, nos separamos.
Llegué a casa cansada. Me acabo de dar cuenta de que no dije nada. Nunca había podido escuchar mi voz.
Por Virginia Tello
Es Profesora Universitaria en Letras. Estudió en la Universidad Nacional de Hurlingham ( Argentina) donde actualmente es parte del cuerpo docente y participa del proyecto de investigación “Una lectura de Agamenón de Séneca en clave de género. Aportes para una transposición audiovisual del mito de los Atridas en el Conurbano Bonaerense”. Co-Creadora del proyecto literario VI.A.CHAR junto a la poetisa Charlie Di Palma. En 2021 fue seleccionada para ser parte de la antología Diversidad(es) minificciones alternas Hispanoamérica con su microrrelato El espectro sexual perdió una A.
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