Gatúbela permaneció parada frente al espejo durante media hora. Si bien es cierto ya era hermosa y por doquier arrastraba miradas, esto de las citas la ponía nerviosa y experimentaba cierta aprehensión que no sentía ni cuando peleaba con sus enemigos. Antes del maquillaje enfrentó el dilema del vestido que usaría. El negro siempre había causado revuelo en los lugares donde se presentaba, pero, el rojo la hacía ver agresiva, no del modo como acostumbraba, sino de una forma sexual que bien le serviría para la ocasión. Desde que Batman la había rechazado como pareja y la tomaba más en serio como enemiga, había decidido buscar el amor en otra parte. ¡Una gatita en rojo! Sin duda alguna era excitante. En la cena no faltaron los halagos, los elogios, la coquetería y una plática superficial e incómoda que terminó en una prontisima propuesta matrimonial. Ella estaba confundida ya que nunca le había sucedido algo parecido. No entendía la prisa y el arrebato de aquel caballero del cual solo esperaba una charla amable y un buen rato en una noche normal. Pero eso no pasaba cuando se tenía por manía eso de salir con superhéroes. Tocó decir que no y aguantarse el llanto, las quejas, el sarcasmo, los reclamos y las maldiciones con que puso fin a la fugaz relación un Flash que, regresaría a casa pensando en que, como siempre, se había apresurado demasiado.
Por Francisco Ruíz
(San Miguel Petapa, Guatemala, 1977)
Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Escritor de cuentos, amante de los buenos versos. Lector voraz. Escribe e inventa mundos porque no le gusta la realidad que le tocó vivir.
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