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  • Foto del escritorcosmicafanzine

Tu eres mi narrativa: subjetiva, anhelada.

Desearía tener poderes mágicos de curación, como antes las curanderas que te arreglaban el cuerpo y te regresaban el alma: con amor, con remedios, con hechizos de los buenos y curarnos juntos y acompañarnos hasta el fin del mundo, aunque ese mundo ya esté extinguido. Desearía llevarte a ver la puesta de sol y tus ojos brillen, que andemos el camino, sin prisas, recorrerlo hasta que duermas y regresar cuando esté amaneciendo, descansando sin las voces de la gente, sin la tormentosa frecuencia que lástima y hiere. Te llevaría a ver las estrellas y que la oscuridad de la noche, el canto de los grillos y la paz del viento te dé un día más de tranquilidad. Te daría de comer en la boca y de beber del néctar que tú prefieras. Estoy para el instante que tú puedas soportar que te toque la piel, tan predecible porque simplemente es difícil el contacto con otra piel, cuando se vuelve insoportable el tiempo y cada segundo es un tormentoso momento. Estoy cuando tus labios callados necesiten un beso, yo sin que me lo pidieras te lamería esos labios hasta dejarlos hidratados de mi saliva mortal, anticipada a la espera de tu estocada, y sentir tu ansioso respirar. Te dejaría impregnado el cuerpo de mi bondad al contemplarte dándome placer y con mis manos deseando que estés se vuelvan de seda acariciarte despacio, para que nunca te apartes de mí. Te robaría el pensamiento más oscuro que hoy y cada noche no te deja conciliar el sueño, lo dejaría en una caja fuerte deshaciéndome de ella para siempre.

Cómo verás tengo varios deseos, algunos ya los cumpliste, el más hermoso es haberte conocido y el tenerte hombre apuesto, deja que me quedé una vez más y cumplir tus antojos, tus deseos más secretos, que nadie lo sepa solo tú y yo en comunión de lo más excitante o pervertido, qué más das la finalidad sería que tú goces y sientas bonito. Hay un deseo que todas las noches le pido al universo es que encuentres consuelo, que cuando estés a punto del desenlace siempre ocurra un milagro y te vuelvas invencible. Honro tu valentía, honro tu esencia, honro tu contienda, hoy como siempre en esta mañana lluviosa te honro por evitar claudicar. Mis labios silenciosos, con un nudo en la garganta, deseosos de gritar ¡Aquí me tienes! No quieres ver a nadie, es de esperarse estás cansado, agotado, con la soledad a cuestas. Lo entiendo perfectamente. Quiero quedarme a tu lado, invitarte, si es preciso a quedarnos ciegos, sordos al ruido de la ciudad, por unos momentos sólo tú y yo, en tu espacio es tan cómodo, tan apaciguado, esa tranquilidad que hace que te sienta, que estoy, en tan grata compañía con tu piel de terciopelo, besar tus labios ricos tan tiernos lamerlos es lo que quiero y nuevamente llevarte entre mis piernas. 

Eres complemento secreto, te espero y sostengo el suspiro enviado a ti con el viento. No hay palabras para describir un -me quedó contigo- vivirme eterna en tu cuerpo, a tus ganas en el reflejo de tus pupilas desorbitadas por la falta de sueño. Hoy como siempre reitero que te mando un abrazo con el alma, el único fin reconfortarte y que sepas que a la hora que tú necesitas ¡Aquí estoy! Confía en lo que yo puedo y quiero hacer por ti. Sin prisas, a tu rito, lléname de tu sagrado líquido que hace que me sienta deliciosa en ti, y saborear mis venidas que hacen que descanses en mí. No has fallado has decidido ir más allá de lo simple, afrontando el desencanto, de las sonrisas hipócritas de la angustiante perseverancia del “todo está bien”.

-No está nada bien, no hay nada de ilusión en este espacio decadente-

No has fallado te has demostrado que aún con todo el desánimo tu sigues remando, sigues en la tormenta que te sostiene en modo alerta. Eternas madrugadas las volviste tu compañía, déjalas que trasciendan para que te dejen dormir. Eternas noches de insomnio volvieron a coincidir, expándelas al universo despréndete de ellas ya hicieron su función, fallaron como siempre al quedarse cómodas en ti. No las necesitas, acabalas destruye lo que queda de ellas. Honro tu luz que ilumina el sendero. Confía en la belleza de tu alma, la fortaleza de tu cuerpo y la nostalgia de tu ser. Ingenioso, creativo y perseverante hombre de fina estampa, hombre que con sólo mirarle enciende mis ganas, hombre al que quiero bajarle las bragas y sentir su envergadura en mi boca, succionarle y a besitos que me deje extasiada. Impregnada de sus líquidos lácteos sentirlos es mi delirio. Piensa en mí cuando los días no vayan bien, tal vez, sólo tal vez yo pueda ayudarte. Confía en que la soledad es buena, pero a veces harta y yo quiero acompañarte por las mañanas, por las tardes o por las noches, cuando quieras apartarla, para que sientas el fuego que enciendes con el solo hecho de leerte. Tranquilo respira profundo y regresa a la realidad, no es que te ausentes sólo estás tratando de proteger a tu mente de lo caóticos que pueden ser los pensamientos y pendientes que tienes. No estás ausente sigues presente en todo momento en las personas que queremos que estes bien. Honro tu proceder el cual evita dejarte vencer. Estoico guerrero vas afrontando tus miedos y eso se valora, es de reconocer tu valiente trayectoria. ¡No has fallado! te has colocado en los sinsabores del pasado. Falló el tiempo distraído, averiado, te dejo solito y tú resolviste el devenir a tu manera, con las herramientas que construiste, fortaleciendo lo que por dentro se quebró. Te aburriste porque sin rienda te adelantaste a pensar, más rápido que los demás y te asombraste de eso que sólo pueden ver las personas como tú, cayendo en una desilusión total. 

¡No has fallado!, te has enfrentado a tus temores y eso es un asunto privado. En todo caso falló la vida que en algún otro lado se quedó y se olvidó de regresar dejándote en libertad para decidir vivir alejándote del mundo, distante de lo mismo, con el constante desequilibrio emocional.

Te llamaría por tu nombre, S O: hombre que hace que, en mis noches calientes, hambrientas de ti, te piense, me moje y te espere a que tu estocada me deje empapada, alimentándome estás ganas que no se van, al contrario, siempre son más y más, quiero de lo que tú me das, quiero sentirte una vez más. Me pondría el perfume de la luna para que cada vez que la veas te acuerdes de mí. Rociaría con gotas del amanecer tu cuerpo para que te impregnes del sabor que dejas cuando estalló de placer.  ¡Necesito de ti, como siempre te quiero en mí! Que sientas mis caderas, cómo te esperan y se colocan en la parte que más me gusta succionar. Si tus días han estado abrumados por la cotidianidad, con la decepción a cuestas, con la desesperación del momento de la angustia intransigente, caótica, devastadora, con el enojo a flor de piel, quisiera tener el remedio pero no lo hay, sólo te suplico que sigas en la contienda, evita dejarte vencer y si tienes que llorar, llora que tús lágrimas son cristales que limpian tu ser, bondadoso y si tienes que gritar, grita para que el universo pueda escuchar y te regrese por un instante la paz, y si tienes que dormir duerme para que descanses y puedas mañana estar de pie. Sé que eres reservado, que no te gusta comunicar lo que sientes, pero, S, nunca se te olvide que yo sigo aquí como un objeto olvidado que has encontrado por casualidad, de esos que se quedan y nunca se van podría pasar buen rato oculta, sin embargo, quiero ser tu ornato preciado, de esos que suspiras por haberlo encontrado. Como una hoja que el viento no supo levantar y se quedó a un lado de tu cama o debajo del zaguán, por dónde paso para poderte abrazar, es mi anhelo deseado, mi querido, piel de terciopelo. Te llamaría por tu nombre y me quedaría contigo en silencio, hasta que tú quieras hablar. Te robaría una sonrisa de esas inesperadas que están guardadas y que sueles ocultar. Te taparía del frío, de la madrugada impaciente solitaria, acurrucadita, en tus sábanas me quedaría, si tú me lo permitirás me quedo en tus noches, déjame lo intento, deja distraerte por un momento. S, hoy como siempre te llamaría por tu nombre, te propondría volar, alejarnos del mundo. Te llevaría conmigo a dónde tú necesites descansar y cuando estés listo regresar, te daría mi mano, mis ojos y mi lento palpitar, te quitaría las cadenas de tristeza y las lanzará al mar para que nunca regresen más. Que maravilloso es tenerte, decirte ¡Ojos hermosos! quiero verte y te veo. Que maravilloso es decirte ¡Buenos días! Y que hagas días buenos en mi melancólica existencia. S, que maravilloso es escribirte, haces que mi imaginación vuele a pensarte a que las palabras que hoy salen de mi boca sean: ¡Te quiero! Cómo se quieren las noches estrelladas cuando mi arrebato me lleva hasta tu cama. ¡Te quiero para que te sientas halagado! 

¡Te quiero para decirte te quiero, para que sientas mi fuego, del momento cuando enciendes mis ganas, ¡Te quiero! Por las mañanas cuando el sol entra por mi ventana y yo hago la plegaria: dale fuerza, dale calma, dale paciencia para seguir en la contienda. Que este día para él, salga y regrese con bien. Declarado esta que hoy y siempre todo le salga lo humanamente posible y si hay algo que le aflige un abrazo de protección cubra su decisión para que salga victorioso, para que sea el mejor.  Nuevamente quiero decirte que te abrazo con el alma. ¡Que rico es oler la tierra mojada! que delicia escuchar la lluvia caer. Lágrimas que limpian, que sanan que se confunden con el correr del agua, en el arroyo natural de tu cuerpo, silueta excitante la cual magnífica el deseo de apreciarte, acariciarte e inmediatamente y ensamblarme, en tan fascinante comunión, invitación perfecta a querer nunca, nunca soltarte. Viento impetuoso impregnado en su rostro, déjale mis besos en sus ojos hermosos, dale el aliento adecuado para seguir valiente, estoico y poderoso. ¡Qué bello! Es el hombre al que escribo, con pasión, con deseo, con ganas de tenerlo y dejarlo libre a la vez, hombre que inspira su nombre completo. ¿Qué me hiciste? que te llevo tatuado en mis sueños, qué pócima sagrada contienes la cual con exactitud desarmada me dejas, ¡Qué rico el olor a tierra mojada! ¡Estoy aquí para ti! Prueba mi lealtad, dame por favor la libertad de crear un nuevo poema desde mi conciencia del sentir-pensar derramando lágrimas de felicidad, por un momento, o por una eternidad. Contigo yo me quiero quedar. Disculpa mi atrevimiento una vez más, es imposible que deje de escribir lo que tú me haces sentir. Cómo siempre te abrazo con el alma, como siempre estoy a la espera de que me digas que vaya a tu casa y la dejé impregnada de lo que tú sabes vaciar...

 

Por Yessica Sujey Morales Garcia

(Ciudad Juárez Chihuahua, México, 1983)

Licenciada en Sociología, Maestra en Ciencias Sociales para el Diseño de Políticas Públicas con Especialidad en Estudios Culturales y de Género. Diplomado en Ciencias de la Educación, en Derechos Humanos con Perspectiva de Género y Salud reproductiva y Sexual. Diplomado en Antropología y Filosofía de la Muerte. Además, en Primeros Auxilios Psicológicos. 

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