Al abrir los ojos me limito a dejar que la pesadez y este sentimiento de cansancio invadan mi cuerpo, mientras que sin apenas moverme busco una manera de cerciorarme de la hora. Son apenas las 10 y lo único que pide mi cuerpo es que vuelva a dormir ignorando cualquier otro compromiso que pueda o no tener a lo largo del día, al final de cuentas no soy más que una esclava de mis propios pecados, al ser tan arraigada a mis instintos y deseos. Muestra de ello es que apenas si y he abierto los ojos, pero de todos modos siento que mi estómago se encuentra gruñendo y es que como cada mañana la gula me llama para que la satisfaga, mientras que la pereza me pide que me quede un rato más en la cama y así es como pronto mi sentido del olfato se ve invadido por un aroma tan familiar que me hace no querer abandonar esa cama, este lugar. Siento su tacto directo sobre mi piel, mientras que sus brazos rodean mi cintura y me aprehenden más hacia él, de inmediato puedo darme cuenta de que se encuentra despierto, lo sé por la forma en que sus manos buscan mis pechos y en cuanto los tiene bajo sus manos, no puedo evitar soltar una queja, misma que se ha transmutado en la suavidad de un gemido y por ello, no puedo evitar sentirme algo tonta, pues no opongo resistencia y simplemente dejo que haga lo que quiera. Tal vez debería de estar molesta por lo de ayer o simplemente fingir, quizá demostrar más cansancio del que en verdad tengo, pero estoy aquí, desnuda y a merced de su tacto, casi rendida ante la lujuria que invade cada poro de la piel.
Aun presa de este ensimismamiento, siento como sus labios rozan la completa extensión y anatomía de mi cuello. Me es imposible no gemir, no reaccionar ni responder a su coqueteo y es que ahora puedo acordarme del motivo de mi cansancio, del por qué siento tanto sueño y es que siempre que estamos aquí desnudos el desenlace no varía en lo más mínimo. Quizá, no estemos casados, hay mucha probabilidad de que nunca seamos siquiera novios y puede que no haya amor de por medio, o eso me gusta pensar, pensar que solo somos dos adultos tratando de satisfacer sus impulsos biológicos, pero sé que no es así, pues me miento a mi misma como un hábito, como parte y demostración de mi inmadurez, de mi falta de experiencia y juventud. Por eso, lo tomo como una especie de soledad, como un vacío que solo puede llenarse cada vez que consumo de ese veneno, por eso no soy capaz de rechazar sus besos, tan intensos y apasionados que se podría decir que esto es “casi” romántico.
Su boca y su lengua saben a menta, quiero reírme, pues siento que hemos comenzado una especie de batalla en donde siempre terminamos por perder en el clímax de la guerra, supurando saliva, perdidos en la infinidad de la piel desnuda. Yo solo puedo dejar que sus brazos me atraigan hacía su cuerpo, mientras que aquel abdomen se ve complementado con la dureza de mis pezones erectos, son esas las sensaciones que invaden y se apoderan de ambos cuerpos.
Sonrió, pues él es como un bebé hambriento y en medio del orgullo, no puedo evitar suspirar y gemir, tampoco puedo evitar no llorar, pues en momentos así no distingo la tristeza del placer, mucho menos el amor con el deseo y la felicidad con este morbo que arde en mi interior. Mis sentidos se anulan a su lado, no puedo pensar, no puedo soñar y es que gracias a la endorfina, en mi cerebro no hay espacio para nada más; el cansancio, el hambre y el placer… siento una suave mordida en mi seno y solo puedo atinar a suspirar, pues mi cerebro ha vuelto a confundir dolor con placer. Siento como sus manos me tocan, me poseen y disfrutan de ese cuerpo voluptuoso que le ofrezco, me siento orgullosa y siento que he estado confundiendo el deseo con mi propia vanidad, pues yo solo quiero que me diga que soy hermosa, que soy deseable y que de todas las que han compartido su cama, yo soy la única que quiere repetir y tener cada vez.
—Eres mía…— Lo dice, mientras me veo penetrada por su mirada color de avellana—… solo mía…— Yo solo atino a sonreír y lo besó con pasión, pues al final adoro la sensación que me provocan esas palabras cuando vienen de él.
Supongo que es verdad, pues este cuerpo le pertenece y nunca ha sido tocado por alguien más, lo que me agobia es pensar que el suyo solo es mío en parte, que lo comparto con muchas otras, aunque no esté del todo segura que así sea, pero son esos los pensamientos masoquistas que atormentan mi mentalidad ingenua. Vuelvo a la realidad y siento como sus manos acarician mi cabello, mientras que el sudor de nuestras pieles se ve entremezclado, casi formando un aguacero en medio del calor que nos quema y deshace por dentro. He perdido por completo la concepción de mi cuerpo y es que ya no sé cuándo termina el suyo ni cuando comienza el mío, supongo que ese es el modo en cuál nos complementamos, como dos gotas de agua, que están hechas a la medida de la otra. Nuestras manos se entrelazan, mientras suena una canción conocida en su radio y no puedo evitar sentir que me ahogo tal cual dice una de las estrofas, perdida en su cuerpo, ahogada por sus besos, una belladona de tristezas que saboreo en medio de su saliva, misma que degusto sin remordimientos ni penas; como si fuera a recibir la eucaristía aquí mismo casi rezando y de rodillas, lo saboreo sin miedo, mientras que bajo su atenta mirada no puedo distinguir otra cosa que no sea deseo, sonrió, pues sé que muy en el fondo disfruto de esa expresión de satisfacción trazada en su cara.
Amargo en mi paladar, quema en mi diafragma, una vez más confundo el deseo y el morbo con esa gula insaciable que siento, pues lo único que quiero es volver a sentirlo dentro y no tengo que esperar nada para hacerlo, supongo que para él no soy más que una conejita en celo y no quiero dejarme agobiar por ese pensamiento. Sometida y bajo tu cuerpo, no hay nada que pueda hacer y la verdad es que no hay nada más que quisiera hacer, solo disfruto del momento, de sus besos, sus caricias y su atenta mirada, cierro los ojos, por vergüenza tal vez o simplemente no quiero sentirme confrontada por esos sentimientos de los cuales apenas entiendo nada. El sonido acuoso que produce la unión de los vientres, se escucha al unísono de este rugido casi bestial que se libera de nuestras gargantas; ¿Cuándo nos volvimos unos animales?, ¿En qué momento perdimos la razón?, son preguntas que me invaden, pero que soy incapaz de formularme sin aparente razón.
—Te amo…— Dice él en medio de un gemido ronco y por ello, no puedo evitar sonreír y acariciar su rostro. Parte de mi ser se encuentra llorando, pero no me atrevo a demostrarlo y simplemente te beso, en parte me siento triste y en parte mi corazón se siente complacido, pues una parte de mí quisiera creer que eres honesto.
Ambos llegamos al éxtasis, pero lejos de calmarme, siento que solo estás avivando el fuego que hay en mi vientre. El reloj marca las 12:30 de la tarde y mi cuerpo se niega a abandonar esta cama, pues yo solo quiero volver a llenarme y complementarme con su sexo, solo quiero sentirme amada por más un rato, mi corazón anhela volver a sentir el sabor de tu veneno y llenarte con el mío para sentirse finalmente satisfecho; mientras los dos yacemos aquí hambrientos todavía, pero demasiado perezosos para ponernos de pie y demasiado lujuriosos como para abandonar nuestra desnudez. Ese es nuestro veneno, nuestra adicción, pues hemos formado un romance que solo comprende la pasión y lo furtivo, pues en cuanto menos lo espero ya me encuentro bajo su cuerpo.
Fuimos hechos como una belladona de tristezas, pasiones y destrezas…
Misma que me tiene entregada al instinto, el cual me quema sin remordimiento, pues yo lo amo, pero no quiero admitirlo y es un hecho.
Por Bruna Radija Kishimoto Bermudes
(Brasil)
Estudiante de idiomas, gozando con certificados en inglés y Japonés, al vivir su infancia en Brasil y la mayor parte de su adolescencia en Bolivia es claro su dominio en ambos idiomas. Por alguna razón, desconocida hasta para ella, se siente mucho más cómoda al escribir como también leer en español que con su lengua materna, aunque su amor hacia la literatura comenzó a una edad temprana cuando todavía desconocía el idioma hispano. Hace un año, de manera sorpresiva, está joven autora ha visto su carrera literaria— que ya veía frustrada hacía unos cuantos años— iniciada a raíz de su debut literario en la revista digital radicada en España:. “Tiempo de Poesía” con su poema titulado “Palabras”, dicha publicación la llevó a gozar de cierto reconocimiento mediático gracias al periódico Panorama Cultural y la revista Diafanís. Fue así como en un año turbulento a causa de logros y también de rechazos que vinieron a través de su valiente intento de publicar su novela de manera tradicional, a logrado labrar su carrera y hacerse de un currículum literario bastante modesto, pero que va en ascenso. Bajo el seudónimo de Little Bunny ha logrado cierta visualización con poemas gracias al grupo Voxerosa, también gracias a Martín Girona, (escritor independiente de terror), quien ha publicado su cuento “Louise” en una antología derivada de un concurso de Instagram promovido por el mismo y que se titula:. La frontera, siendo también publicada por la revista Anacronías con su poema “Compás del miedo” y en NinfaEco con su micro cuento:. “Putrefacción Humana”, es parte también de la antología “Pesadillas bajo la tinta vol. 2”, “Lo que vemos al amar vol. 2” y de “¿Quién anda ahí?, todas ellas editadas por el sello Verso Inefable, participando en la primera con su cuento “Ojos verdes en la oscuridad”, en la segunda con su texto “Algo que se puede llamar de amor” y en la último con el cuento “Mi querida Elizabeth”. Siendo hoy en día una colaboradora del mismo sello y creadora de contenido en su espacio conocido como “Rincón Otaku” y de recientemente haber sido encargada de reseñar la tan esperada antología “VOCES EQUIDISTANTES”. La misma es parte también del primer número de la Revista cultural Fragmentos con su poema Lost in the memory. También atribuyendo muchas de sus publicaciones a la página de Cósmica Fanzine en su edición navideña con el poema “2016 y una navidad que no puedo olvidar”, también en su edición de San Valentín con su poema “Deseo de solo sentir” y siendo publicada más recientemente con su poema:. “Amor bajo la luna”, parte Igualmente de la antología de segundo aniversario del sello con tema “Apocalipsis”, presentando su cuento titulado “Hermanito y hermanita” y recientemente se ha visto entrevistada por la misma revista. Siendo parte también de la segunda edición del volumen 2 de la Revista Iguales con su cuento titulado “La muerte te espera bajo un mar de árboles secos” y en la tercera edición de la misma con su ensayo literario “Santa Cruz de la sierra, un remolino de cultura urbana”, ma recientemente parte de su cuarta edición con su relato, tipo primer capítulo de novela:. “Athena 2.0: Un cliché del ciberpunk“. Habiendo sido, también, galardonada con un certificado del concurso El buen cruel en donde quedó en el ranking 72 a nivel global entre más de 100 participantes, siendo también participe de la edición número 51 de la revista “El creacionista” con su cuento titulado “La princesa y la luna” y en el número 55 con su carta titulada “Mi querida y adorada Claudia”, también figurando muy recientemente el número 58 de la revista con su poema titulado “Oye, perdóname” y en el número 60 de la revista con su cuento “Su mirada retratada en sangre”. El 7 de marzo también tuvo su debut en el canal de YouTube Rincón poético con su poesía titulada “Cómo pájaros de tinta”, habiendo también entrado en el concurso de El buen cruel ganando un certificado por su participación y siendo leída en su programa de Spotify, como último trabajo ha sido capaz de ser publicada en el nuevo poemario de Gold editorial:. Infinita Soledad, la misma también le facilitó un certificado que comprueba que quedó finalista en el certamen. Igualmente la autora ha vuelto a figurar en Tiempo de Poesía 2023 con su poema tipo homenaje “El lugar en donde todo comenzó”, parte también del proyecto “Confiar en nosotros mismos siempre es el camino correcto”, siendo este un recordatorio de lo mucho que ha avanzado en solo un año…
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