Yo vivía en las veredas de el palmar, pueblo de campesinos de las inmensas montañas de Antioquia, tenía clases los fines de semana y siempre tenía que volver temprano a casa ya que el pueblo se tornaba extraño cayendo la tarde, narran los viejos del pueblo, en una ocasión, desaparecieron tres militares que acampaban en la parte baja de la montaña, nadie nunca supo que sucedió con ellos y se consideró que fueron secuestrados.
Una tarde hubo una tormenta que arreció el pueblo, cuando la tormenta se detuvo intenté irme a casa pero el río se había desbordado y no había manera de cruzar al otro lado, me quedé en la iglesia del pueblo, grande, vieja y con pisos de madera que rechinaban con cada paso, caminé hacia la casa cural en la cual el padre solo viene a celebrar la eucaristía de los domingos, de resto, es un lugar desierto, el cuidador vino y me dio las llaves, una casa grande, de tres habitaciones, entré y me quede en la primera, la cama estaba hecha y solo era cuestión de descansar y esperar el próximo dia, aquella noche hubieron ruidos muy extraños y a eso de la media noche escuché que me tocaron la puerta, -es el cuidador- pensé, bajé con una linterna hasta el primer piso y no vi mas que una espesa niebla que no dejaba ver hasta un máximo de cinco metros, luego subiendo las escaleras, ya con la vista de la sala y por consiguiente las habitaciones, vi como alguien entraba a mi habitación y supuse que era un oportunista que aprovechando el misterio de la noche, se había entrado a hacer de las suyas, cuando entré corriendo sentí que algo casi de inmediato golpeo mi pecho y salí de inmediato, cuando salgo de la habitación me percato que hay alguien en las escaleras, mientras mi vista enfoca poco a poco me doy cuenta que este alguien que está parado en las escaleras soy yo que mira estupefacto como alguien entra a su habitación, eso fue lo ultimo que recordé antes de caer desmayado, a la mañana siguiente me encontró el cuidador en la puerta del primer piso, desmayado, sin saber que había pasado, en la casa había huellas que daban a la habitación en la cual me había quedado y nunca supe que sucedió; tiempo después escuché que esa misma noche a todas las personas del pueblo les tocaron la puerta y les estuvieron perturbando la paz hasta altas horas de la noche, también me enteré que en la habitación que dormí, se habían suicidado los tres curas anteriores.
Por Daniel A. Ruiz
Antioquia (Colombia) Estudiante de literatura y letras en la universidad de Liepzig Alemania, entusiasta de la literatura, joven de personalidad tranquila y amante del dolor.
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