Escombros del corazón
llevo tendidos de un hilo,
me arrastro con el sigilo
de un fantasma en depresión,
lloro de rabia y razón:
ha encontrado un nuevo amigo.
Solitario, sin abrigo
intento olvidarla en vano.
Ya no hay roce de sus manos.
Labios rotos: ¡que castigo!
Quiero morirme de ella,
vagabundo, y ya sin alma,
quedar inmóvil, en calma,
borrar de mi boca su huella;
olvidar la noche aquella
donde ebria, sobre el lecho,
vino a habitar en mi pecho,
a embrujarme en sus hechizos.
De repente, y sin aviso
divago otra vez, desecho.
Por Yanic Schebsdat Rivero
(2002)
Poeta cubano-alemán radicado en Wiesbaden, Alemania. Ha publicado algunas de sus obras en grupos poéticos y revistas digitales de México, España, Colombia y Perú. Amante de la naturaleza y la belleza escondida en el ser humano. Considera a la poesía el medio para liberarse de sus más profundas cicatrices.
Comments