Ha vuelto a pasar la misma ave sobre mi cabeza
pero esta vez no ha pensado en detenerse
ni en posarse ni en descansar.
Ya no hay tiempo,
todo se está destruyendo o está a punto de hacerlo.
No me ha dado tiempo de decirle
que el cielo también se partirá bajo nuestros pies.
Ahora va a su muerte sin saberlo,
con las alas más abiertas que nunca,
con la ilusión flameándole en el pecho.
Ha pensado en el volver,
es mi momento,
regresaré a casa,
el mundo será nuestro.
Ahora va a su muerte sin saberlo,
pensando en el volver.
Ya falta poco para la medianoche
muy poco para que la noche muera
no me he quitado los zapatos
y tengo el abrigo convenientemente a mi lado.
Las horas ya no son las mismas,
pero estoy casi listo junto a la puerta de casa,
con tu regalo y el abrigo convenientemente a mi lado.
En algún momento volveré, yo lo sé,
aún la noche no muere,
aunque me persigue,
estos días, estos meses,
he logrado huir y esconderme.
Me temo que el tiempo lo destruye todo,
y el único lugar al que no he ido es a dónde no estás tú.
Justo donde está esa ave que como yo pensó en el volver.
Es momento de quitarme los zapatos ya, de guardar el abrigo,
de pensar en qué hacer con el regalo,
y dejar de preguntarme cómo te ha dado
el corazón para semejante acción.
Me he puesto a llorar
como si también me hubiera sacado los ojos,
como si por algún motivo quién sabe cómo,
vinieras a envolverme en tus brazos,
a pedirme el perdón más grande
a jurarme por dios que no me has olvidado
a confesar que lo besos que has dado
no han sido reales
que él no significa nada para ti
que el océano y el asfalto destrozado
no ha sido por mí
para que de una vez y por todas
pudiera morir tranquilo
en un velorio lleno de gente que no reconozco
y a la que nunca le importé.
Por Gabriel Orlando Regalado Montalvo
(Chiclayo, Perú, 2001) Es escritor, poeta, columnista de la Revista digital Kametsa, integrante del movimiento cultural internacional Ergo (Perú norte), y por afición: dibujante y orador. Se encuentra cursando la carrera de administración de negocios internacionales. Sumamente apasionado a la literatura y la filosofía, amante y conocedor del séptimo arte.
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